EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO







Es cierto, se lidia con el suicidio, las drogas, los tatuajes y  cortes en las venas,
Los más desgraciados con la homosexualidad.
Yo he escuchado desde el otro lado del celular un silencio donde las maldiciones han retornado.
Dijo la gitana que la muchacha tenía el don de adueñarse de los corazones
Y que no hubo hombre en este mundo que sobreviviera a este poder.
De todas las verdades y mentiras con las cuales crecemos
Escribo en nombre de los que ni lo uno ni lo otro en daño nos hicimos
Que la leyenda del hilo rojo que une a dos persona para siempre es solo leyenda
Y que al ir en direcciones contrarias, el mundo siempre será redondo,
Pero acaso el corazón puede ser objeto a apretujar
Cuando en ventura nada muere cuando nunca existió.
Que un hombre en desamor va de bar en bar cantando canciones de desamor
Que las calles de la perdición lo verán derrotado definitivamente
Y que lo insoportable no alcanzará en toda su connotación para estos infelices.
De hace años, cuando las palabras fueron sentimientos descubiertos
Ahora son dichas para amar sin horarios fijos, sin muchachas definidas
Que los sabios consejos de las ancianas conmigo han fracasado
Y en mis escritos otras verdades tengo sobre el cantar óptimo del amor.
¿Puede alguien jactarse de destruir a un hombre por solo arrebatarle el corazón en nombre del peligro de entregarse?
¿Eso es nombrado como Amor?
¡Ah, de las soledades donde todos señalan y no perdonan!
Cómo se alejan los buenos hombres de quienes llevan la señal del amor condenado,
Otros viles han de comer la carroña que desprecian los vencedores
¿Conociste la noche de los celos cuando eras ingenuo y en su poder te tuvieron?
Yo te hablaré de las muchachas que querrán saber de tus victorias
De las que quieren compartirte y temen amarte por temer por ellas
Y sin embargo, en sus lechos quieren tenerte.
De estos saberes pocos han escrito
Para en complaciente corazón entreguen las esperanzas
De quienes se pensó, ya no existían.
Un tabaco mentolado, un vaso con Kola Real y miles de páginas escritas del amor
Así es mi aprendizaje cuando sé del peligro y el corazón,
Cuando sé de las campeonas derrotadas, las que me aman y no me pueden retener.
No, no son renuncias, son reconocimientos en el lecho entre iguales que pasaron por lo mismo
Y otras filosofías compartimos para seguir siendo felices,
Porque el silencio desde el otro lado del celular lo dijo todo:
Las gitanas no sabían leer las cartas, nunca una muchacha fue peligro de muerte,
Nunca una muchacha pudo adueñarse de un corazón para siempre.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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