EL MAURICIO Y TODAS LAS VECES CON TODAS MIS MUJERES
Cómo fue de pronto que desde Los
Derroteros de la Soledad, pasando por La Brevedad en el Tiempo, donde los
personajes eran intensos y muy curiosos, si es que debo acotar que tenían
personalidades bien marcadas y diferenciadas, llegué a Cuando Venus jugó a ser
Perversa a resumirlo todo en la Filosofía entre el varón y la mujer, lo que es
la verdadera filosofía: los secretos del placer, el sexo en exceso y los males
propios de las experiencias comunes dentro de los sentimientos o emociones mas
no las circunstancias que jamás impiden el desconocimiento del saber de todos,
estuviese tentado a ser el mediador entre las mujeres y mi universo, el placer
sin medida y los orgasmos desde donde fluye mi literatura actualmente. Ya en
Historias de Amor y Sexo, pareciera que el universo de mujeres dentro del
libro, intentara rescatarme del escritor ermitaño que soy, que solo hace el
amor con mujeres impersonales pero sumisas y esclavas y que perturba el
paradigma de lo normal, lo establecido, en relación al sexo y los compromisos
formales, es decir, desde la intimidad propia de los conservadores donde se
cree que el sexo es solo para los casados, bien casados o, los que por mutuo
acuerdo, deciden compartir sus vidas por un buen tiempo, si es que le dan pelea
a una relación que termine en la vejez y el diálogo lleno de una historia que
no es precisamente la mía, porque luego, mi universo de escritos, de manera
abrumadora se apodera de todas las centenas de muchachas para saber de rituales
donde me entregan sus almas, bajo la
oración del Mauricio Nuestro, una distorsión del Padre Nuestro, desde el
que los goces me han apartado de personajes que no deseo conocer ni tampoco
sean motivos de mis escritos, para ser el punto de partida de algo de 5,000
escritos, desde los que Mauricio, el protagonista, o yo, se multiplica en
lechos con muchachas de diferentes razas y edades, para disfrutar la vida y
hacer de mi literatura-parafraseándome a mí mismo-un permanente orgasmo, una
celebración de la vida en el sexo, la promiscuidad y todo lo que adelanté en mi
generación para los que entregados al goce de las mujeres, centrara el punto de
partida de todos esos escritos desde el penetrador, el copulador infatigable,
el que revela los secretos de las muchachas que posee desde una intimidad que
pocos autores tan egoístamente no han escrito. Debo por tanto confesar que mi
literatura parte del Mauricio que conoce a una y a otra sin necesidad de
quedarse con ninguna, desesperado por las gracias y encantos de estas muchachas
incondicionales que son materia de conocimiento constante que me dan felicidad
y una salud envidiable donde he conocido el éxtasis sin ningún tipo de droga o
estimulante alguno, al corroborar que el organismo es sanado, curado de penas o
desesperanzas a las cuales tuve que aprender a dominar, hasta llegar a lo que
soy, un mediador del hombre y las mujeres, del amor en estos tiempos cercanos a
lo imposible de la tecnología o, los ojos que encontraron el paraíso en la
muchacha que se dejó amar, más allá de que fuera por unos billetes, cuando se
dio cuenta que lo mío nunca fue una higiene sexual o, que siempre fue para ella
inevitable el sentirme, no como un proveedor de dinero, sino un ángel que les
recordaba en las eternidades de los lechos, la fantasía y la ilusión de lo que se nos prometía siempre,
cuando se esperó tanto al amor.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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