LA NOCHE ES UN SÍMBOLO
¿Qué es el grito sino el barullo de voces confundidas llenas de
reclamos?
Detente a escuchar una a una y sabrás del mundo
Y entonces, ¿quién defiende a cada quién?
Las muchachas más dulces no aman al que tiene todo el dinero del mundo
¡Aman al que se enfrenta en desigualdad de condiciones a los impunes!
Así vi en los pasillos de los psiquiátricos a los obligados por
circunstancias no elegidas a pelear
-de las horas de la quietud y la templanza, sé, el cabello cano y la
postura más férrea no garantiza nada –
-para escribir debes haber vivido mucho y, las vivencias no son las que
uno busca, son las que todos encontramos a la fuerza, si sobrevives, podrás
escribir muchos libros, si no, también serás olvidado –
En mis manos hay un viejo poemario que tenía más que sueños, promesas
que la muchacha creyó hasta llorar de felicidad
-y eso es un poema, alguien me dijo, cuando se marchaba a tierras
desconocidas porque la ciudad a la que pertenecía terminaba por cerrarle la
última puerta –
Las huellas en la orilla, mis pies descalzos dejándose mojar por el mar,
el cielo gris, esa sombría que lo contempló todo, las historias que debieron
ser definitivas, el adiós que también quedó en el pasado, la intimidad que fue
lo mejor que le puede pasar a cualquiera
Mirando el reloj en la Catedral, comprendo muchas cosas, dilemas,
encrucijadas, oraciones no escuchadas, el milagro que nunca llegó, la fe
quebrantada, la ira del hombre que conoció la impotencia, esos puños que se
hicieron débiles hasta antes de entender nuestro aislamiento total
-los libros dicen muchas cosas, diré, hermosas realidades donde la
fantasía nos evade de lo más temido, cerrar un libro es volver a la realidad,
esos lectores tuvieron muchas razones para terminado el libro, buscar uno mejor
–
Alguien en el delirio más original, escribió algo muy hermoso que es
ahora leyenda urbana, nadie recuerda qué era lo escrito, sólo sabemos que
alguien descubrió algo hermoso y con la fiebre del puño más firme desafió a
todo para escribir versos cuya memoria es esa: algo hermoso, nada más.
La noche es un símbolo, eso me enseñaron las peleas y los besos que sólo
son otorgado a los más valientes.
A veces era ingenuidad, otras, aventura o, simplemente aburrimiento, un
monstruo vivo es la ciudad y, en esta, se ve de todo, sin que nadie se asombre.
Inquietos los ojos, buscan la novedad en las palabras de aquellos que
recién aparecen en esas calles donde hay inverosímiles anécdotas: bostezos,
pasos que se dispersan, apenas una oración diferente, el resto algo que todos
conocemos, nada ocurre, entre hastíos que conocen de la muerte y la santidad.
Enloquecidos de estar muy vivos de lo errado, sabemos que ya no es
tiempo de profetas, al menos profetas humanos, hasta que llega el amanecer
dentro del silencio propio de los que han delirado de la manera más perfecta,
desafiándolo a todo, libando licores baratos, buscando un nuevo líder, pero
cuando el sol empieza a amanecer, los jóvenes han encontrado otra vez el silencio
y, por una sana necesidad, han retornado a los libros, no quieren pues escuchar
las voces de su interior, aún no han logrado convertirlas en su mejor aliado,
porque resuena el eco de los titanes del pensamiento humano en sus cráneos
cuando se vuelve tras los libros y, entonces, el día se hace tolerable,
mientras se evoca a la noche como un símbolo, viéndose a lo lejos, a una pareja
de enamorados que vencieron el ritual hasta el amanecer, y siguen juntos, al
menos, por la noche vencida, porque sabemos, la vida no es sólo una noche, es
muchas noches, hasta decir adiós amándose, en contra de las voluntades más
obstinadas, en la hora que supieron, el amor es fuerte, pero el mundo lo es
más.
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