OTRA FORMA DE VER EL ETERNO RETORNO
Decir mañana es muy pronto como
para pronunciar pasado y ver que todo pasó. Puedes recordar, tienes ese
derecho, pero no sabes cómo te recordarán los demás. Mejor dicho, no todos
pueden ser recordados. Así son las páginas en blanco, o las páginas que no
dijeron nada. ¿Sabías que las mejores melodías no las hemos escuchado? De igual
manera, los verdaderos libros solo llegan a nuestras manos cuando es el
momento. Un momento en la historia pueden ser muchos siglos, muchos, más de los
que puedas pensar. Lo interpretado ahora es el ayer de lo que fue alguna vez el
mañana que ahora es nada. Tú eliges dónde quedarte, lo que no puedes elegir es
la elección, quieras o no tendrás que seguir la voz de alguien más o tu propia voz.
Una voz propia es una diferencia para la historia del hombre. Presente o
ausente, el genio sabe de su efecto, es responsable por lo que haga, por lo que
escriba, por sus actos, lo explico de otra forma: hasta antes de mí, algo
faltaba por esclarecer, y seguirá siendo así, nada estará siempre totalmente
esclarecido, solo somos una evolución que en un lapso algo tendrá que aportar
al ser humano; el destino del aporte es saber que no será absoluto, que alguien
más esclarecerá con profunda lucidez lo que aún no se entendió, digamos, en un
lustro y, esto podría ser explicado digamos, en 1,000 años, o quizá más, o
quizás en un lapso fugaz, hasta que sea literatura, ficción, lectura de ocio
para los ilustrados. Lo único por sobre lo que todo gire será siempre el sexo.
A partir de éste todo exigirá una explicación y también, todo tendrá o deberá
tener un sentido, la salacidad es el final de todos los caminos donde empiezan
las interrogantes, un ¿por qué?, desde donde todo girará para el ser humano. Se
construirá siempre todo en torno al sexo una y otra vez, es el eterno retorno
de las generaciones, lo que en su momento fue pecado o locura o exceso. La
elevación espiritual no existe, no puede el ser humano evadir el sexo que
estará presente en cada generación. El hombre no desaparecerá por una gran
guerra mundial o intergaláctica, desaparecerá cuando a voluntad decida ser la
última generación, la que decida poner punto final al sexo, la que no desee
tener hijos. De cómo sea el universo con una generación que solo sea espiritual,
no lo sé. Si tal vez sean inmortales, puede ser probable, no me extraña en nada
el avance veloz de la ciencia, de la tecnología, de la inteligencia del ser
humano, del cómo el placer puede generar hastío. ¿El amor? El amor es un dolor
de cabeza, una enfermedad de la cual la humanidad un día se cansará. ¿Dios?, o
serán conocidos, o se volverán a quemar millones de libros. El universo es
infinito. Quizás el placer sea conocerlo. Viajar por todo éste. Porque, decir
mañana es muy pronto como para pronunciar “pasado” y ver que todo pasó. Porque
si pretendo decir lo que decida la última generación, estaré acorde a lo que en
un lustro sea el esclarecimiento, antes de ser olvidado por la tentación de que
un humano asexuado con toda la inteligencia de miles de miles de años se adueñe
de un planeta donde, la vida sea otra vez un hombre y una mujer, o muchos
hombres en las cavernas, otra vez la filosofía, la astronomía intuida por los
primeros sabios, la ingeniería, la medicina, leyes, o ciencias que no conozcamos
o que hemos conocido y no lo sabemos, otra vez todo lo que se requiere para ser
una cultura hasta que alguien esclarezca la necesidad de hacerla civilizada.
Por supuesto, este ser humano
asexuado entiende que esto es un juego, y que el juego solo funciona si a su
creatura le da el sexo para perpetuarse como especie, para que surjan las
preguntas elementales, hasta ver lo infinito, hasta querer conocer a quien
ahora es Dios…
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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