Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

Los hombres que honraron la vida Los que fueron en busca de aventuras Los que soñaron hasta el último momento Antes de ser hombres Antes de amar, de dedicarse a hacer el amor Los que se entregaron de lleno a sus causas personales Los que se hicieron sabios en contra de su voluntad Los que siguen siendo jóvenes - ¿supiste de las muchachas que te harán feliz? – El mejor de los cantos es un hombre feliz Es desagradable ver a un hombre estar peleado con el mundo Lo es más cuando uno es joven y lo está ¡Ah, llegar casi a los 50 años y tener millares de historias para contar! Qué puede ser mejor que penetrar una vagina fogosa Me dirás que esos son temas que solo pueden ser expresados por El Marqués de Sade Mas llegado el momento todos llegamos a superarlo Dirás que es un parricidio donde el autor mata a un referente Diré más bien que los aprendizajes son así Que después de mí otro tendrá un verbo más gráfico para relatar sus experiencias Y

No insistas, cuando la mujer quiere estar contigo, lo hará Abrirán un tiempo en su apretada agenda Y las horas del placer te las brindará No le importará dejar compromisos importantes Siempre hay algo qué decir para evadirlos No insistas, si ella te desea, te llamará una y otra vez Estará presente a cada momento para hacerte entender que le importas Es cierto, no andará en rodeos Sabe que cuando ella se entrega a ti eres feliz Deja a las demás muchachas que no te hacen caso Ya no son tiempos de conquistas y enamoramientos El cambio que se ha dado en el mundo es brutal Porque por la mañana podrás hacer el amor con una Por la tarde con otra y por la noche, otra muchacha con novio querrá hacerte el amor Los que somos lujuriosos no nos aferramos a nadie Sea la edad que tengamos -ella entonces me dijo que le atraían los hombres maduros y vigorosos para el sexo- Hay algo raro en las canas, las arrugas o el ritual de un hombre de casi 50 años para

Imagino que los muchachos deben estar bebiendo a esta hora-entre mi estado de laxitud por haberle hecho el amor a dos muchachas, me queda el deseo de sentarme frente a mi escritorio donde está mi ordenador y querer escribir, hace unos días que no lo hago, ¿pereza?, creo que no, repetición de momentos que creo todos los han vivido miles de veces como yo, sí, me refiero al sexo-entonces pienso en que están hablando de autores que ya no podré o no quiero leer, apenas tengo tiempo entre mis prisas para comprar preservativos y asear mi apartamento para las muchachas que me visitan, cada vez más convencido que no deseo socializar con nadie, salvo los saludos necesarios por buena educación- esa sonrisa en mi rostro solo puede corresponder al de un hombre feliz, no sé, tú que me lees me entiendes- y los muchachos insisten en beber y comentar sus lecturas- ya tuve muchos años para ello, para encerrarme en las bibliotecas y saber de los autores de Latinoamérica, Europa o el Oriente. ¿J