Yo no sé tú, si había una muchacha que me gustara Me preguntaba cuánto viviría, si valdría la pena ser joven y cobarde -y así se los decía, donde fuera y, por supuesto, era muy bien recompensado- La decisión no era fácil, o los sabios que escribieron estupendos libros O los amigos de la universidad que me aburrían -la muchacha de cabello largo y negro me pedía que le declamara mis poemas- Había tiempo hasta para decir no tengo y me sobra Un atardecer inolvidable donde pensé todo esto Una banca donde oré por un amor inocente a mis 18 años La misma banca con una muchacha de ojos verdes y un amor inocente a mis 22 años -furia necesaria para protestar en una ciudad donde el ritual era protestar- Años después para terminar ebrio con una rubia de ojos celestes que me pedía matrimonio Y algunos libros donde mi búsqueda fue el mundo donde no merecemos estar, eso lo sé ¿Yo porfíe en lo que nadie creía ya? Quizás eso sea el misterio de los que son llama...