EL MUCHACHO QUE SABÍA PARA QUÉ VIVÍA







A veces pienso en lo complicadas que solían ser las cosas
Una razón para esperar pocos segundos eran los parques
Caminar con las muchachas cantando canciones de moda
Sin duda la vida era fácil
Apenas los compromisos eran deberes que los libros insistían, debía uno cumplir
Sentarse frente a la máquina de escribir y no saber cómo empezar una nueva historia
Había un amigo para los fines de semana con quien filosofar
Los días estaban en las bibliotecas donde se terminaba saliendo con alguien siempre
Alguien que era igual que yo, alguien que buscaba una ilusión
Una muchacha que tal vez ese día cumplía años y quería estar con el Poeta
Eran los versos donde no entendía nada y que perseveraba en mencionarlos
Largas pláticas donde las que me escuchaban me decían: “hablas como si fueras un libro”
Mas no era sabio, era alguien que lleno de ternura hacía caso a los libros
Para las mañanas donde lloraba en la ciudad a paso raudo
Me quedan todas las canciones donde supe era un vencedor
Muy apartado de un mar de jóvenes donde todo era lo mismo.
A veces pienso que así fuimos muchos
Entre páginas en blanco, besos frescos de vírgenes que no se dejaban tocar el derrier
Mis palabras que nadie entendía
Una canción para cada estación y las lágrimas de quienes me veían imposible
Mis primeras consultas con los psiquiatras
Los primeros tabacos, todos los atardeceres donde era el muchacho que perdía la  tristeza
Cuando creía volver a enamorarse y luego, al día siguiente saber de los sueños desvanecidos
Unos cuadernos bien cuidados para ir a la universidad
Los exámenes donde todos sabían que no iba a aprobar porque no los había comprado
Mis poemas pegados en las paredes protestando
Un libro señalado a ser publicado con el tiempo
Llegar a los 24 años para saber que nadie es un destino a culminarse
Que nadie te dirá la verdad, que los días son más inciertos cuando sabes a dónde quieres llegar
Que la música a todo volumen desde mi habitación era un tesoro donde debía creerse.
Las cuatro estaciones y los días de lluvia para luego broncearme con el sol
¡Oh, soledad de los fuertes!
¡Oh, horas de derrotados que querían verme vencido!
¿Supiste  de estas leyendas donde otros ya no están?
Y es que a veces se piensa en esto, mientras otros apuran sus pasos sin sentido
Era yo, un muchacho muy delgado en la ciudad
Alguien que sabía qué quería de la vida,
Otra cosa fueron las razones de los que repetían el patrón de una película de cine
Los que temieron a ser ellos mismos
Eso que les provocó pánico a todos: ser auténticos,
El óptimo, ser alguien libre
Y que lo sigue siendo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco



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