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Mostrando entradas de octubre 3, 2018

UNA LEONA EN MI LECHO

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La muchacha me dijo: sé que tienes ganas Has llamado a todas las agencias, Me quedé pensando en fracciones de segundo Y cómo lo sabes, Yo lo sé todo, dijo con un acento vencedor Si te vienen a buscar las 3 muchachas que has llamado Les dices desde la puerta de tu apartamento Que tu esposa ya está en camino, Es decir, yo. No sé en qué territorios estoy ahora Porque durante años he pagado para elegir Para ser dueño de mi libertad Y acostarme con quien quiera Sin ceder ningún tipo de derecho a ninguna mujer, Pero que ella esa noche hubiese encarado a 4 muchachas Ya era demasiado. 5 minutos después estaba a media noche En la puerta de mi apartamento Como si supiera que la iba a llamar Le sonreí amablemente mientras le jalaba de los cabellos Y le decía: “me has acaparado” Ante una sonrisa llena de placer de ella. Qué hago ahora, me dije Hay otros códigos que eran desconocidos para mí Yo no voy a hacer el amor toda mi vida con e

PARA LOS QUE NO NOS SUICIDAMOS A LOS 27

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Después de todo, hago el amor con todas las mujeres que me da la gana Tengo mi propio apartamento y me leen en todo el mundo Con 7 libros publicados y la capacidad para mandar educadamente al diablo a quien quiera Puedo vivir sin necesitar a nadie Y hace muchos años renuncié a la boba idea del matrimonio, Por ejemplo, a esta hora, me siento a escribir sin que nadie me moleste, Tomo mis pastillas para dormir, aunque juro que me gusta pasar las noches sin dormir Porque hace 20 años no fui tan cobarde como para pensar en el suicidio Más bien era un muchacho mancebo que se rebeló contra todo ¿Por qué tendría que darle el gusto a las demás personas para quitarme la vida? Porque así lo pensé cuando me enteré de los suicidios inducidos De las torturas a las que fui sometido en los psiquiátricos O de la energía con la que enfrenté a los auditorios con el deseo de cambiar al mundo. No, no fui un niñato que llegó a los 27 años con deseos de quitarse la v

LA RAZÓN POR LA CUAL LOS HOMBRES NO NOS CASAMOS

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Una hora de sexo, diría, sexo decadente donde entraba y salía de ella en poses ya agotadas, gastadas, pensé en ese momento que era la despedida, que sí, hubo   noches en que la pasamos muy bien y hasta creí sentir algo por ella, pero era sexo en silencio, acompañado de la música romántica de una radio desde la que me preguntaba: ¿quién inventó el amor?, ¿el amor es algo real o todo se resume a calenturas donde la mujer termina por gastarse? Yo esperaba a otra muchacha, muy bella por cierto, pero la mujer en mención se tomó la molestia de decirle que no viniera. Unas cuantas llamadas donde las excusas no eran creíbles y un encuentro frustrado desde donde decidí llamar a la de siempre para hacerle entender que lo que me hace sentir se acabó, que debe dejarme en libertad para que ame a otras muchachas, como la que debió ser mía esta noche. Creo que el mensaje fue claro: lo nuestro acabó, porque te penetro las veces que se   me da la gana y me parece como un acto maquinal