DE MAROCAS NUNCA MÁS Y ADIÓS AL NEOLIBERALISMO
Porque una cosa es que sepas que los hoteles donde haces el amor sean seguros, visitados por gente decente y discreta, con sábanas cambiadas y olor limpio, con colchones sin mancha de menstruación y, baños sin olor alguno, con wáter’s pulcros y mayólicas que brillan por el aseo dado y, claro, las muchachas veinteañeras que carecen de lunares en el cuerpo, lunares en el rostro, inexpertas algunas para el amor, precisas para enseñarles los caminos del placer y, otra que renuncies a ellas, porque de pronto al momento de querer cerciorarte que estén sanas, se nieguen a que les revises el interior de su vagina, si acaso tengan papilomas o condilomas, esos virus tan propios de los que llevan una vida sexual intensa, promiscua o liberal. La ignorancia va de la mano con la inocencia. Y puede ser inocente un gran maroquero, desde los que van a night clubs, hasta los que llevan años casados y siendo infieles, se enteran por sí mismos de los riesgos que implica tener 6 o más mujer...