EL PROTECTOR
Deja eso, esto se acabó. Ella salió de la habitación como siempre, desnuda, se metió al baño y no quiso salir. Los preservativos estaban tirados en el piso. Las demás muchachas me dijeron que recogiera las toallas con las que se había limpiado su sexo. ¡Llévatelas!, me dijeron, no es necesario, tengo vivo su olor en mi memoria respondí con desembarazo. No debo volver a buscarla pensé, han confundido todo, absolutamente todo. La vida no es tan simple. Salí del hotel, prendí un tabaco y encendí mi celular. Me llamaban para otro trabajo. Ella era la muchacha cuya fama había cruzado países, la que creaba agitación y desorden, la que enfrentaba a todos los muchachos solo para atraer su atención. Querían que la protegiera por una noche. Los capos de la mafia querían hacerla suya. Pensé en todos los hijos de puta que se enamoraban. Eso era perder el tiempo, la vida no es eso, quizá nadie sepa qué es la vida, quizá los placeres sean solo razones para no pegarse un tiro ...