EPOPEYA DE UN MINOTAURO
Y entonces rascó entre las hierbas secas, entre los gusanos y el polvo negro de la muerta tierra Y encontró en la tumba de hierro la cruz que había perdido en los tiempos Cuando era el Rey Herodes. Soltó la lágrima de piedra (la misma guardada de los muchos siglos), y del corazón de la mierda (allí mismo a un costado de la tumba de hierro) nació una rosa, una azucena, y el viento cachetea, pobre Minotauro aún recuerda el beso de Venus cuando en un pasado fue feliz. Carga ya tu vieja cruz que al final del laberinto está la tumba y la lápida de mármol improntado que a lo lejos pueden verse claro neblinas tercas que no comprenden al Corazón Humano Julio Mauricio Pacheco Polanco Poeta Todos los Derechos Reservados para Julio Mauricio Pacheco Polanco