Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

En el placer se reconoce la intensidad del goce Y en la abstinencia, la reflexión sobre éste Y así los libres se hacen sabios Y los enterados viven y, siguen viviendo. Para amar debe uno conocer los riegos del amor Las calenturas pueden más que la razón Pero un hombre y una mujer que están preparados para amar No cometen errores de los cuales después haya lamentos. La mujer que sabe hacerse lavados vaginales O conoce todos los métodos para no embarazarse Está preparada para el amor Para disfrutar de la intensidad del goce Y en la abstinencia, reflexione sobre éste. El placer no es por tanto para los ignorantes El lecho es el reino de la felicidad Y solo pueden estar en él, quienes sepan ser responsables. Es cierto, las calenturas pueden más que la razón Pero es más cierto y seguro Saber cómo evitar quedar embarazada Cuando ya se conoce de la carne y sus apetitos. Están los libros y los escritos El consejo de la madre, la abuela ...

Quizá en nuestros empeños, contestemos al autor A lo propuesto, a lo que se dijo Y consecuentemente, algo más agregamos Sin que necesariamente la sentencia se termine, Creo que no se termina de decirlo todo Pero lo que nos diga la sabiduría en un poema O en una canción o un cuadro Sea arte o ciencia, lo que tenga que seguir desarrollándose, Siempre hay algo más qué proponer en su continuidad. Que todo pueda ser cambiante Es también válido y, así, el cambio es parte nuestro Con lo que decimos, con lo que aprendimos Cuando sintonizamos el mundo de alguien O escuchamos lo que ya habíamos pensado Y tenemos un par de palabras a lo mucho qué añadir A lo que fue todo un largo proceso de búsquedas Donde se dijo mucho y, percatamos, faltó algo más qué decir Y así, con lo que escribamos, entendamos Alguien más añadirá algo en contra o a favor Para que el alcance, de lo entendido, revierta lo que es Ley Y tenga sentido esta evolución que alg...

Que la vida pasa, pues pasa Pero hay miradas que lo dicen todo Miradas para cada momento Mis ojos en los ojos de una mujer, un hombre, alguien El vivo recuerdo del instante Que significó algo Cuando con mucho interés, estima, cariño Deseos de saber de esa persona Retenemos para siempre el color de sus ojos En nuestra memoria Y sabemos que lo hacemos Con deliberación, cuando se ha llorado O reído, o pasado por un trance Donde los ojos, la mirada, fue aliada Fue cercana como el alma En algún tramo del camino. Porque a las demás personas no las vemos O no recordamos y nos disculpen Porque no fueron objeto de nuestra mirada De nuestros afectos, jamás odios No recuerdo la mirada de alguien a quien haya odiado No recuerdo qué es el odio -nadie que sepa vivir sabe qué es eso- -nadie que no pierda el tiempo repara en ello- Pero hay algo en los ojos Algo que te marca Como cuando cambian de color y eres testigo Y sabes que es...