UNA VIDA IDEAL
Tengo esa costumbre, sentarme frente a mi ordenador que está sobre mi escritorio y, con unos cigarrillos mentolados, rock desde YouTube y, unas latas de cerveza alemana helada, escribir, desnudo, diré a placer, sin que nadie me moleste a mis casi 53 años, libre de deudas con La Ley y la sociedad, alguien que bien puede definirse como libre. Bueno, en favor de la literatura, puedo decir que llevo toda mi vida abocada a escribir, es cierto, vi a muchos quedarse en el camino, algunos por tener que trabajar para mantener a un hogar, o porque debían valerse por sí mismos, entonces no todos cuentan con mis privilegios, alguien que ha quedado finalista en dos categorías del Premio Nacional de Literatura, con dos novelas testimoniales, siendo una de 1033 páginas y, la otra, de 1268 páginas, ¿qué nadie ha escrito tanto en Sur América?, pues puedo decir que sí, si es que sigo escribiendo, con voz propia, es decir, sin tener que recibir órdenes de alguien que me edite o influencie, escribo