Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

¿No es muy pronto para decir te amo? El viejo brujo hizo una pausa en el arte de la alquimia ¿Qué puedo decirte del amor muchacha que por siempre lo serás? Hace tantas centurias de este aprendizaje ¿Sabes que todas las nuevas vivencias concluyen siempre en lo mismo? ¿Por qué entonces condenarnos al amor cuando somos felices con nuestros placeres? Estas ironías que los inteligentes inventaron para desdicharnos -somos una imagen detenida en el tiempo que todos contemplan en silencio- ¿Qué delicias debo más enseñarte para que no me ames? Mis secretos los he compartido Y el mundo es tuyo a lo largo del tiempo, Todos los saberes buscados por los hombres que yo en paciencia he reescrito A cual labor me empeño para el ser humano que no sabe agradecer, Todo, absolutamente todo, te lo he entregado. Las noches donde has descubierto el significado de la vida El conocimiento anhelado por los sabios errantes y frustrados Las eurekas pedidas al Diablo par

Es cierto, se lidia con el suicidio, las drogas, los tatuajes y   cortes en las venas, Los más desgraciados con la homosexualidad. Yo he escuchado desde el otro lado del celular un silencio donde las maldiciones han retornado. Dijo la gitana que la muchacha tenía el don de adueñarse de los corazones Y que no hubo hombre en este mundo que sobreviviera a este poder. De todas las verdades y mentiras con las cuales crecemos Escribo en nombre de los que ni lo uno ni lo otro en daño nos hicimos Que la leyenda del hilo rojo que une a dos persona para siempre es solo leyenda Y que al ir en direcciones contrarias, el mundo siempre será redondo, Pero acaso el corazón puede ser objeto a apretujar Cuando en ventura nada muere cuando nunca existió. Que un hombre en desamor va de bar en bar cantando canciones de desamor Que las calles de la perdición lo verán derrotado definitivamente Y que lo insoportable no alcanzará en toda su connotación para estos infe

Y así vi hombres durmiendo en la acera Y el frío   que sentí fue mayor a mis preguntas. Pero en otros días, alzadas las banderas El fragor de los entusiastas recuperaron mi fe en el mundo buscado, Por supuesto no sabía de transas donde todos obedecían, ¿Que cuántos quedaron para en voz fuerte disertar un discurso más incisivo? ¿Me preguntaron sobre el día donde lloré hasta que la ciudad pidió piedad a Dios? De mi retorno triunfante en la sonrisa de los que otro aprendizaje tenemos Sé de la sabiduría de los locos en los psiquiátricos Esas experiencias que solo pocos podrán entender, Que si bien, nacemos dentro del peligro y sabemos Hagamos lo que hagamos, obligan a nuestras vidas  ajustarse a la larga fila donde todos aceptan Otros rechazamos todo ante la muerte que  nos imponen  para no estar muertos en vida. Un poema, otro poema, un libro, otro libro, Un hombre, otro hombre, muchachas y otras muchachas, Para escuchar siempre lo mismo, Ope