Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

Ese atardecer y tus ojos verdes, una plática donde te diste cuenta rápidamente que era mancebo, virgo y, esa elocuencia difícil de entender, porque además percataste que usaba las palabras de manera distinta a la de los demás. Ter quedaste impresionada, ¿puede un muchacho de 19 años aún no saber nada del amor? Y te mareabas fascinada mientras no paraba de hablar, porque te preguntabas dónde estaban mis mariposas o esos flatos incómodos, ¿cómo era posible tanta seguridad y locura a la vez? Ese atardecer ambos no lo olvidaremos nunca y, sabías bien que no eras la primera muchacha de ojos verdes o azules que me atraía con tanta vehemencia. ¿Así habla un muchacho que desconoce del placer?, ¿eso es un príncipe azul mientras el sol se pone y sus ojos brillan más hasta aclararse por la emoción transparente al sentirme con tanta felicidad?, pensabas, porque además te diste cuenta que era un Poeta que solo su poesía podía ser despertada por muchachas muy bellas o, así te hice sent

¡Más de 500 muchachas!, eso es mucho. ¿Te parece? Es que lo increíble de todo esto es que sigues manteniendo tu ternura, no logro entender esa mezcla de picardía, pericia en la cama y esos ojos de niño que me enloquecen. ¿Sabes que no debes enamorarte de mí, no? Ah, Señor Escritor, usted se cree invencible, lo que no sabe es que hay muchachas excepcionalmente bellas, ya has conocido a las mejores, pero habrá alguna que te hará repensar tu concepto del amor, lo que más me agrada de tu aprendizaje es que eres incapaz de celar, mantienes tu apartamento limpio porque lo aseas todos los días, hueles siempre bien, cuidas tu dentadura y hasta donde me han comentado, sabes cocinar, así, de esa manera, sabrás enseñarle a quien sea tu esposa cómo te gusta la comida. ¿Por qué crees que termine casándome si quiero disfrutar de todas las muchachas que pueda? Es que realmente eres raro, difícilmente es posible encontrarse con hombres como tú, mírame a mí, me tienes temblando bajo tus f