EL MUCHACHO QUE TENÍA MIEDO Y HEDÍA
Así, el muchacho fue de psiquiatra en psiquiatra, luego de haber sido evaluado por gastroenterólogos, neurólogos, sin poder precisar qué era lo que tenía. Para ser preciso, tenía mucho miedo, miedo a la gente, a todo el mundo, y estaba enfermo del estómago. Alguna vez un hombre que presumió de ser sabio le aconsejó ingerir sus propios orines, mientras que los psiquiatras le recetaban sedantes y pastillas para el estómago que no hacían efecto. Aquella mañana, un hombre extraño, como son todos los extranjeros, llegó porque ésa era su misión, debía conocer a ese muchacho que hedía y sentía mucho miedo, el muchacho en mención creía que todo mal olor era de él. El daño parecía ser irremediable, a tal punto que deliraba y en su confusión, perdió la razón, ante el dolor de sus padres por no saber qué hacer para hacerle entender a su hijo que aún habían personas buenas en este mundo. El muchacho que hedía se hizo célebre en toda la región hasta llegar a los oídos, de comentarios...