EL HOMBRE QUE ES ESCUCHADO POR DIOS

Uno escribe lo que siente Puede el mundo partirse en mil pedazos Mas es largo el aprendizaje de los amados por Nuestro Señor De mi ventura puedo decir, lo necesario tengo a mi mesa y en su nombre bendigo Una lonja de queso, una lonja de palta, 6 unidades de aceitunas Un par de huevos fritos, una tostada, un plátano y un litro de limonada, Así se empieza el día en gratitud y alabanza Si es que es necesario hacerlo Para dentro de mi santuario sin moscas El aroma sea agradable para el estímulo de mis creaciones No sé por dónde deben estar ahora los perdidos Los que necesitan beber para culpar a sus padres de todos sus errores Dicen que un Escritor es un amigo De mi boca solo gratitudes salen Me escucharás pronunciar El Bien varias veces Y en misericordia no oirás de mis palabras algún juicio que dañe a otra persona Así mis palabras fueron elegidas sin maestro alguno de por medio De mi Libre Albedrío es éste escrito Fiel a Mi Señor quien se complace de mí Ahora que es el tiempo de la ausencia de las mujeres Y los días calmos donde escriba de otra manera -vi a una hermosa muchacha que en otros días habría sido mía fácilmente- -mas pensé que el único amor que me basta es del Señor- ¿Volvería tras mis apetitos lujuriosos donde sé erraría sediento de placer una vez más? ¿Entendería la muchacha que soy capaz de ser fiel hasta a la más hermosa? ¿Por qué debería mentir para tener de sus delicias? ¿No espero los días donde pueda disfrutar de una y otra sin reparo? ¿Por qué entonces tendría que exponerme a perder mi libertad si sé que unas van y otras vienen? ¡Ah, templanza en los goces de la carne para los que nos hemos satisfecho demasiado! Ya acabará esta pandemia y en mi reino, volveré sobre las necesitadas de incesante placer Y así, he de seguir hasta el encuentro con Mi Señor Ahora que sé, no estoy preparado por haberlo tenido cerca Y en mi sabiduría haberle temido ¿No es así su universo cuando apenas soy solo un hombre ante El Hacedor? Deba ser mejor amante con las mujeres y mejor hombre ante su presencia Para los que no saben por qué viven Y creen que el dinero lo resuelve todo Que apenas es poco lo que tengo Y sin embargo no hay hombre más bendito que yo por Nuestro Señor. Julio Mauricio Pacheco Polanco Poeta

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