Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

     Pero ¡ay, creatura que busca verdades! ¿Quieres conocer el amor entre tanta desventura? Sea el amor lo que genere odios entre el hombre y la mujer El que divida al mundo y desordene todo. ¿Qué noches santas son propias del ignorante al cual no se le advierte? Te dirán: ¡cuídate de tus sentimientos, porque sobre éstos te matarán! ¿No es el amor placer y frustraciones? Llegará la hora en que seas culpable cuando la elección no tenga marcha atrás. Dos cuerpos que se aman pueden ser muy felices Pero más puede la malicia ante la vulnerable candidez. Has orado tanto para ahora estar lleno de maldiciones, ¡No hay tiempo para amar en este mundo de infelices! Toda tu energía será arrebatada por el dinero Y así en segundos de angustia pensarás: ¿esto es amor? Nadie se arrepiente de lo que no conoce Y es tonto presumir alegrías cuando todos sufren. ¡Dichosos sean los que aún pueden soñar! En la calle de los perdidos es común esta trage

Para esto hemos leído tanto. Supongo que con alguien debemos comparar nuestras soledades. Ya, lo sé, pero sucede que las soledades de los autores son difíciles de entender, apenas puedo entender la mía. ¿Te sientes solo a mi lado? Esas empanadas de pavita con relleno de verduras, recién sacadas del horno estaban muy deliciosas. Sentados a la mesa con una vista agradable desde la avenida principal de la ciudad, autos y personas se desplazaban sin que nos interesara hacia dónde ni por qué. ¿Tú te sientes sola a mi lado? Ella probó de la chicha morada que estaba bien helada. ¿Me invitas un poco de tu vaso?, el zumo de maracuyá no me es agradable ahora. Entonces no besas a tus putas. La miré con ganas de reírme. Estas cosas no se comentan en estos locales. Pero apenas la gente miraba sus platos donde había porciones de tortas o tazas de café servidas. Ese silencio de los burgueses pensaba mientras volvía sobre el principio. No hablábamos de nuestras soledades, hablábamos de

El venerable anciano dijo que ya todo estaba resuelto Que no existía pregunta que no pudiera ser contestada Que todo mal en el hombre tenía explicación y ha sido entendido. “Tantos miles de años que estamos aquí, No hay nada que sea extraño ante los ojos de los sabios”. Sin embargo el venerable anciano olvidó puntualizar lo más importante Que todas las preguntas para los males que aquejan al hombre Que toda circunstancia agobiante por la que pasara Que todo dolor e injusticia Que la mayor de las preguntas Y cuanto inquietase al hombre Estaba resuelto, mas debo ser puntual en esto: Habló del hombre virtuoso Y ése, aún no ha aparecido en este mundo, Apenas somos sombras distantes, diferentes De tantos pasos dados e ignorados. La sabiduría no fue hecha para nosotros El venerable anciano había hablado para nadie, ¿No son así todos los Profetas? Julio Mauricio Pacheco Polanco Aforista Todos los Derechos Reservados para Julio Mau