Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

Yo no he orado Y mi vida has salvado, No he pedido riquezas Y poco es lo que tengo Y he llegado a la edad de la gratitud, No es la fama Ni las amistades que el dinero da El amor que la fortuna compra. No ansío mundo Y el mundo sabe de mí, No conozco otras ciudades Y solo una lengua sé Pero en mis testimonios Alguien vuelve a creer Y alguien se reconforta Y así me siento satisfecho Si eso para mí es suficiente Entre los que están solos y me leen Y buscan respuestas después de largos días Cuando nada parece tener sentido. Y no soy de orar Mis ojos más bien buscan Sin querer los diamantes y el oro, Que el canto de un chihuanco bajo la lluvia O la lluvia misma El tono azul del cielo cuando se despeja O el cielo rojo cuando la nube baja al nivel del piso O el silencio desde el que puedo escribir y meditar. Y no he orado Y la vida me has salvado Mi propósito sigue en camino Y he recordado el ver tus ojos Cuando n

Donde estés, le dijo Nuestro Señor a quien escribe Recuerda darte tiempo para la soledad y el silencio Yo me manifiesto a través de las personas que meditan en mi obra Y mis señales las doy a conocer a través de la alegría y el perdón, Mas no por ello dejo de inclinar la balanza ante lo que es injusto, Entiendo bien que los más fuertes son los que gobiernan Y sé que deben además de ser buenos Si acaso entre los hombres hay una Ley que debe respetarse Para así poder vivir en paz, por ello, así me dijo cuando Atraído por su misterio insistiera que me diera tiempo Para disfrutar de su gracia, la felicidad que solo puede ser hallada en soledad Donde El Bien debiera prevalecer A fuerza de músculo, sin miedo alguno, bajo el rigor de los vencedores Que  han de entender de lo que me dijera Nuestro Señor Sobre el júbilo, la alegría de estar vivo y presenciar de sus milagros Como suele acontecer a cada minuto Porque si el hombre común y corriente