UN HOMBRE SOLTERO PARTE XXIV
Descarté por ello la posibilidad de volver a visitar a la psicóloga que hacía cerca de casi 10 años no veía, tenía un recuerdo de ella bastante infantil, si bien, sus alcances esclarecieron parte de mis dudas, su ayuda no fue sincera o al menos, el apoyo brindado se supeditaba a ser el paciente de por vida, alguien dependiente de un diálogo monotemático que no me permitía crecer como persona, pero las cosas inesperadas son sorpresas, la mayoría de veces curiosas o, en todo caso, dignas de ser atendidas, era la llamada de una psicóloga quien decía iba a estar un par de meses en la ciudad y estaba interesada en mi obra y, según ella, tenía un método infalible para ayudarme a salir de mi trance o exacerbado apetito sexual con la garantía de no hacer transferencia conmigo. Rechacé de inmediato tal propuesta, a pesar de su insistencia, lo cual no significó tener una entrevista con ella antes de darle las buenas gracias y embarcarla en su avión de retorno a Buenos Aires. Conv...