CAPÍTULO VI NOVELA: EL ÚLTIMO RITUAL
Dentro de todas las iniciaciones en el placer está el desnudarse solamente para alguien. El ser visto por otra u otras personas más allá de todos sus significados, sean por protesta y manifestación de rebeldía o, por vanidades relacionadas por el ego. Dentro de mis experiencias, hallé mujeres muy bellas que bailaron para mí en ropa interior, sin que acaso hubiese la intención de tener sexo conmigo, solo sentir el placer de que su piel desnuda fuese deseada por la mirada, el reconocimiento de los ojos de otra persona que entra en los territorios prohibidos donde hay ropa, buenas maneras y modales y las manos muy lejas de lo que de pronto se convierte en confianza, una demostración de poder que solo puede ser ejercido por las más bellas, o las reconocidas en este mérito sino además, realmente dignas de ser contempladas desnudas. Y en esto nadie debe escandalizarse, que bien una cosa es bailar temas sensuales o que las muchachas lleven ropa muy provocadora para atraer admira...