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Mostrando entradas de noviembre 23, 2017

LA RAZÓN DE SER DEL ÚLTIMO HOMBRE

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Del que sobrevivió a este gran desastre, he quedado yo con la espada de mi Reina, preguntándome porqué hay guerras, si la vida vale menos que el oro que protegemos que respaldó el poder de este castillo donde en mis brazos vi en los ojos la dueña de mi gloria y deber antes de morir, una furia superior a lo desconocido de la muerte, si es que en sus palabras resonó el deseo de venganza antes de hacerme entender el propósito del porqué debo seguir viviendo, no solo para relatar las leyendas de los guerreros que murieron defendiendo la corona de la más inteligente y hermosa de este lado del mundo: “en nombre del amor y lealtad de todos los hombres que han muerto peleando a mi poder, solo podré descansar en paz cuando otra vez estos territorios vuelvan a ser la honra de quienes supimos gobernar y nunca conocimos el miedo, porque debes jurarme como último hombre fiel a mis decretos que no hemos muerto en vano, que nuestra estirpe nadie podrá borrar de la historia y que aquí

EL ESCRITOR Y SUS MUCHACHAS

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Esos atormentados poetas malditos, alojados en lujosos palacios parisinos, desconocedores de los favores de las muchachas francesas, de sus furores uterinos, más bien abocados al vino y las tristezas que les motivó escribir imprecaciones y textos resentidos o pesimistas, hasta ahora, desde su legado poético con Charles Baudelaire, el simbolista por antonomasia y propiamente marcado por un sino echado al desperdicio o, los desviados de Paul Verlaine y Arthur Rimbaud que, en vez de hacer caso a las nínfulas cuyo olor de vaginas era propio de primeras menstruaciones, con vulvas sin arrugas y vellos púbicos rubios, con carne precisa para darle golpe en nalgas nacaradas, duras y en segundos moradas de tanta furia merecida cuando se trata de ser feliz, cuando un hombre sabe cómo tratar a esas mujercitas que ansían placeres lejanos a las tardes de tedio y aburrimiento, muy bien descritas en los textos de Ítalo Calvino o Alberto Moravia, como Milan Kundera y todos los fracasos