Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

No me arrepiento de estar incomunicado No quiero ser como los demás, Los días son extraños Suelo reír y después llorar Y luego decir que vale la pena estar en el extremo Donde no esté rodeado de personas Que no piensen igual que yo. ¿El amor?, qué será eso, Hace un momento leí una de mis novelas Y no sentí nada Y se supone que fue de un gran amor, Sin duda he olvidado eso A tal punto de volver a haber escrito sobre el amor. Pruebo de mi tabaco mentolado Y me siento frente a mi ordenador En medio de un silencio total Donde extrañamente la paz reina. Sé que éste es el privilegio de la libertad Que a esta hora otras personas se quejan de millones de cosas Que no tienen los beneficios de tener amantes eventuales Donde soy complacido al máximo, Creo que eso es lo que me sostiene vivo Quizá por ello he escrito miles de escritos sobre ellas, Lo más contradictorio de todo esto es que se me revelan todos los misterios Y eso es algo q

No me jodas, cómo que quieres ser sacerdote, carajo, que no sabes que los que se meten de curas lo hacen porque son homosexuales. Conviven entre hombres por años en el seminario y se resisten a la mujer. Esta historia de desviaciones viene desde orígenes oscuros donde los sodomitas instauraron un credo para la satisfacción de sus placeres, ¿no es una aberración que el hombre esté apartado de la mujer? Dirás que es algo cruel, pero si ves con claridad, todo hombre que quiera seguir el celibato, sabrá en su momento que el poder sexual es más fuerte que toda oración o Fe. Dios no creó al hombre para que estuviera solo y, los grandes Patriarcas fueron sementales rodeados de centenas de mujeres a quienes se dedicaban a amar. ¿En qué momento se desvirtuó esto? Porque si me vas a hablar de los conventos de clausura, debo decirte que las monjas hacen solo voto de silencio, nada más, porque nadie sabe qué ocurre dentro de esos conventos donde se entregan a los placeres bisexual