Julio Mauricio Pacheco Polanco (EL VARÓN QUE RECUPERÓ SU FELICIDAD)

Y desafié el silencio Y no sabía que sería así Todo lo que tuve que decir fue dicho Y recién escuché al silencio Porque mi voz iba más allá donde terminaba la ciudad Porque así sentí el silencio, desde donde acababa la ciudad Y seguramente dije algo sabio, muy necesario Durante largos minutos que quizá fueron horas Mientras mis pasos avanzaban sin miedo Resuelto en medio de la noche Porque era un hombre que no era libre En una ciudad donde se pelea por ser libre Era apenas un Poeta que peleaba sin saber en qué terminaría todo Y solo oscuridad había a mi avanzar Y sabía que ya no tenía retorno Y así me hizo la ciudad Y   así me hizo el mundo que hasta mis palabras llegó Y algo bueno debió tener esas palabras Porque se convirtieron en un discurso En medio de un silencio que nadie desafió Cuando aún no entendía qué era ser Escritor Qué era defender la palabra en la circunstancia no elegida Qué era escribir en un papel cuando tienes

Cómo, no entiendo, me dices que se la tiraron todos. Pues sí, el tipo resultó ser además de un reverendo hijo de puta, alguien con suerte, ya sabes, una cuenta de dinero que ignoraba y que sus padres la mantuvieron en secreto para estos casos y, así, no tuvo tiempo para extrañarla ni pensarla porque como siempre, no falta un amigo de esos de la vida que, le presentó a unas muchachas de la alegre vida a las que empezó a hacer el amor como un semental enloquecido por la testosterona. Vaya que sí hay tipos con suerte ¿eh?, otros a lo mucho se la habrían pasado de bar en bar contando una historia triste. No, nada, nada de eso, el tipo entendió que un clavo sacaba otro clavo y que la leyenda del hilo rojo del destino era puro cuento; en menos de dos meses la olvidó mientras hacía el amor 3 veces por día con diferentes muchachas que lo complacían en todo. ¿Es que el amor se resume solo a sexo? Pues parece que sí, porque de inmediato olvidó los juramentos, las palabras compart