EL HOMBRE QUE DEJÓ DE FUMAR TABACOS
No solo había recuperado mi olfato, puedo reconocer a los que está consumiendo pasta básica de cocaína desde sus habitaciones, por donde yo transite, reconocer el olor a marihuana consumida, el mismo olor del tabaco que salía de casa y que ahora lo siento por las calles a medida que me desplazo. Es curioso, puedo sentir los olores sexuales también, precisar si en esa casa acaban de tener sexo anal o, en la otra, la pareja ha tenido sexo vaginal o si es que ella tiene cistitis o infección vaginal. No sé cuántos días estoy ya sin fumar, la verdad intenté muchas veces dejar el cigarro, sin éxito alguno que, cuando me decidí dejarlo, no anoté la fecha ni prometí nada, es decir, si iba a definitivamente dejar el tabaco. Lo mejor de todo es que me siento libre, puedo pasear tranquilamente por la ciudad sin sentirme discriminado por las muchachas que con la mano de manera escandalosa apartaban el aire de mi lado como si yo fuera un apestado, pensaba en ese momento si a ellas le...