ENAJENACIÓN
No paraba de decir groserías unas tras de otras. Cuando terminó de hablar, después de sucesos inexplicables, por fin alguien se atrevió a preguntarle por qué había hecho eso. La respuesta fue tan impensada como esa verborrea donde como Escritor, en medio de un auditorio repleto de seguidores, totalmente alarmados por lo ocurrido y sin poder salir de su desconcierto, los enfrentó ante uno de sus miedos más profundos. A las cinco de la madrugada solía calar sus tabacos, para darse un descanso, desde su balcón, apreciando el espléndido cielo de Arequipa, lleno de estrellas, acompañado de un silencio que acogía a las familias de la zona residencial donde vivía. Eso, el silencio, el silencio y sus pensamientos, la fuerza de éstos, la vibración que acompañaba esa soledad que debía ser ideal, si acaso se necesite de espacios silentes para poder concentrarse y así escribir a placer y anchas, pero no, su mente se llenaba de pensamientos que no quería pensar, pensamientos incongruentes qu...