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Mostrando entradas de septiembre 25, 2018

AMOR LATINO

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Me gustas porque te gusta mucho el sexo Porque no me temes cuando te tengo bajo mi poder Porque te esmeras en hacerme feliz en el lecho -sonaba un tema de Manolo Otero- -estábamos en la posición Cucharita- -la tenía muy pegada a mí mientras dejaba marcas de mis dientes en su blanca espalda- Tienes la voz de él entonces dijo Sí, respondí, cuando hago el amor la voz se me pone muy gruesa también No, Mauricio, es en serio, tu voz es muy parecida a la de él -tocaba en la radio Te he querido tanto- Y sigues diciéndome cosas que me enloquecen con esa voz ¡Ah, bueno, solo me inspiro y aprovecho que él canta Para querer enloquecerte más! Un día dejarás de querer saber de mí Bueno, supongo que lo mismo te pasará a ti No sé, te he llegado a amar como a un amigo Cuando hago el amor contigo me siento yo Y eso no es fácil Es como si pudiera sentirme a mis anchas Sin temor a nada y, el placer a tu lado es el que todas las muchachas desean experim

LA ZONA DE RECOMPENSA

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Es inútil, no debo tener experiencias sexuales muy intensas con muchachas veinteañeras porque me dejan en un estado de laxitud donde no quiero saber nada de nada. Es que uno se siente tan bien que pareciera que todo es como un sueño, los ojos se aclaran, uno rejuvenece, la vida es bella y para nada tengo ganas de escribir, si acaso me quede en un estado nirvánico   desde donde mi apetito sexual me inste a querer seguir haciendo el amor a cada momento durante todo el día y la noche de los días donde estoy satisfecho y quiero más. Esta mesura ante la posibilidad de que un día desaparezca de mi Blogger y no se me lea más, sea sin duda porque estoy haciendo el amor sin parar y de lo bueno estoy probando en esta vida. Que si en su momento escribí y diserté que la literatura salva a las personas o debería ser usada como terapia para ayudar a las personas solitarias para, en el escribir, se esclarezcan y se sientas acompañadas de sí mismas, el acto saludable del sexo mismo no

UNA MUCHACHA PARA EL CALIFA

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El sueño había sido plácido ya que al despertar, me di cuenta que eran casi las 04:00 p.m. y que la digestión había sido buena: una ensalada de pepinillos con rabanitos y espinaca en corte juliana, acompañada de una mazorca cocida de maíz de grano grande, un camote de tamaño regular pasado al horno, una porción de guiso de garbanzos y tarwi con queso descremado en cuadraditos con tomate picado y una zanahoria en baño maría cocida. Los cuescos liberados tenían el olor propio de vegetales, muy similar al jugo de melón. Me estiré sobre mi cama y al salir de mi dormitorio, bajé las gradas para ocupar el baño para tener el vientre limpio. Al pasar luego por la cocina, saqué del mini refrigerador una botella de Kola Real negra mientras el sol de la tarde entraba por el pasadizo y se podía escuchar con mucha familiaridad los diálogos de los vecinos: conversaciones triviales: “¿Vas a lavar el auto?”, “acaba de llegar el pedido de la pizzería”, ·¿recogiste el recibo de luz?”, en