UNA VIDA IDEAL



 

Tengo esa costumbre, sentarme frente a mi ordenador que está sobre mi escritorio y, con unos cigarrillos mentolados, rock desde YouTube y, unas latas de cerveza alemana helada, escribir, desnudo, diré a placer, sin que nadie me moleste a mis casi 53 años, libre de deudas con La Ley y la sociedad, alguien que bien puede definirse como libre. Bueno, en favor de la literatura, puedo decir que llevo toda mi vida abocada a escribir, es cierto, vi a muchos quedarse en el camino, algunos por tener que trabajar para mantener a un hogar, o porque debían valerse por sí mismos, entonces no todos cuentan con mis privilegios, alguien que ha quedado finalista en dos categorías del Premio Nacional de Literatura, con dos novelas testimoniales, siendo una de 1033 páginas y, la otra, de 1268 páginas, ¿qué nadie ha escrito tanto en Sur América?, pues puedo decir que sí, si es que sigo escribiendo, con voz propia, es decir, sin tener que recibir órdenes de alguien que me edite o influencie, escribo a voluntad personal y diré, el camino no ha sido nada fácil, si ahora que me he llenado de mundo y, le he hecho el amor a miles de mujeres sin enamorarme, no necesite a nadie, por saber de locuras sin remedio, personas que buscan más bien un psicólogo para poder desahogar sus problemas, si siempre recibo llamadas de amistades que, me relatan sus problemas, escuchando con atención para luego felicitarme por mis buenas decisiones, el no haberme casado ni, haber vendido mi alma al diablo o a dios, es curioso ahora que menciono a estos daimones, pues a veces creo haber hecho un pacto con ambos que, de una u otra forma, así es mi sabiduría, un triunfo sobre la existencia, un canto que no pudo ser callado, si sea la celebración de estar vivo y seguir estando libre, no atado a una mujer que me hubiese hecho renunciar a la literatura, para llevar una vida miserable, donde debiera estar más preocupado por los gastos del mes, con entendida transa con la corrupción, si esa es la manera falsa de vida de casi todas las personas, en todas partes. Más original no puedo ser, genuino desde mis palabras hasta mis hechos, en un entorno donde soy respetado y querido, atrayendo la bendición del afecto y el cariño de quienes me ven cuidando de mi padre, adulto mayor de 82 años quien, no pudiendo caminar con normalidad, es atendido por mi persona, las 24 horas del día, por haber entendido a tiempo que, la vida es más larga de lo que uno piensa y, en mi familia, creemos en eso, en la atención a mi madre y padre, por ser conscientes que pasamos por momentos muy difíciles y, ahora, que ellos están necesitados de nuestra protección, les atendemos en todo lo posible, porque sabemos que provenimos de familias longevas, donde prima por sobre todo, la unión, más allá del interés por las herencias, frivolidades ante el saber que nuestros padres están vivos y, podemos disfrutar de sus presencias, siendo este mi mayor legado, más aún que el de ser escritor, el demostrar que la vida es más larga que una centuria, si a eso se le llame: amor filial, algo bien raro en una realidad materialista, donde los adultos mayores son abandonados y, despojados de sus bienes o riquezas, para que los hijos, despilfarren lo que costó toda una vida hacer, si sé de quienes cedieron a la tentación del mal y, siendo adultos mayores, aún lloren a sus padres, reclamándoles a sus casi ochenta años o más, si dentro de mis diálogos, he eliminado todo aquello que esté relacionado con la muerte o las enfermedades, así, mi familia puede decir que, nuestros padres, son nuestras bendiciones.

Tranquila la noche, evito a las personas que sólo llevan malas intenciones dentro de sí, al poner límites a sus conversaciones de manera amable o severa, sin que por ello, sea odiado, porque dentro de mis dones, está el practicar el bien y la virtud, si puedo afirmar, he recuperado el genio del que escribe constantemente, como fue hasta antes de la pandemia, cuando en mi Blogger, recibía 300 visitas diarias, de diferentes partes del mundo y, sepa, lo que menos necesita ahora el mundo es que se le juzgue, en medio de guerras y pérdidas definitivas de la esperanza, creo, alguien debe escribir en nombre de las experiencias buenas de la vida, como compartir los silencios dulces con mi padre o, el escuchar la voz dulce de mi madre, llena de amor, quien sólo sabe decir palabras amables, orgullosa de quienes en su momento, libramos peleas imposibles en la pandemia y, al salir victoriosos, agradecemos a la vida y al Dios existente, por estar aquí, si sepa bien, este mundo está rodeado por un domo del cual no podemos salir y, el firmamento que contemplamos, son las puertas hacia el reino de los cielos, por más que los de la NASA o China, se empeñen en hacernos creer que salieron de nuestra atmósfera, si sé, el cielo está de día y de noche ante nuestros ojos y, hacia allí iremos un día, cuando dejemos este mundo, ya preparados para otra forma de vida, donde no imagino qué tan buena sea la vida, si aquí no es fácil para cualquiera y, es la fe, el cielo sea mucho mejor, a razón de merecerlo, dentro de los aprendizajes comunes, donde anhelamos paz y felicidad y creemos, en el cielo, hallaremos ello, como recompensa por todo el sufrimiento que padecemos aquí, que si mis lectores estén o no de acuerdo, deban saber que esto sólo puede ser explicado mediante la fe y, las evidencias claras en este siglo XXI, donde hemos logrado entender, el universo es el umbral hacia un mundo mejor, que nuestra estancia en este mundo es sólo para aprender a ser mejores personas, siendo esto escrito por un varón que ha tenido miles de mujeres y, ha pasado décadas estudiando hasta hoy, para haber entendido lo que muchos no lograron esclarecer, dentro de todas sus interrogantes. Así, bebo de mi cerveza y celebro que exista internet, como los ordenadores, como toda la información de la humanidad, acompañado por la música que me inspire a escribir mejor, si pueda decir, los que hemos supervivido, estamos llenos de otras verdades, dispuestos solamente a disfrutar de cada instante, como si se tratara de un regalo otorgado por un ser superior o seres superiores, al hecho que hay guerra al otro lado del mundo y, en Perú, la democracia nunca marche bien. ¿Puedo hacer algo yo solo contra China?, lo más sensato es no meterme en más problemas, que tiene bases militares aquí en Perú, pues eso no es novedad, la Unión Soviética también tuvo bases militares en los años setenta del siglo pasado y, USA tuvo el HAARP, en una zona cercana a la capital de mi país, algo que es capaz de generar desde maremotos a cataclismos entre otras cosas, que esto es normal en Perú, una constante donde las potencias del mundo, siempre han querido estar presentes en mi país, porque ya no estoy en la edad de rebelarme contra todo aquello que atente contra mi patria, si deba recordarle, mi vida está llena de rituales desde los que expuse mi vida, por defender los derechos de mi persona y de mi nación, para luego percatar que a lo mucho, fui noticia de primera plana, mientras la vida ha continuado siempre para los demás.

¿Qué no duramos para siempre?, creo que mejor es durar estando en paz, para contemplar el pasar del día, escuchando música agradable, contentos de saber que se puede hallar el lugar dentro de un mundo, donde muchos aún no se encuentran consigo mismos y, padecen lo que padecimos todos, antes de decir: aquí me quedo, aquí amaré a los míos y a la gente que me toque conocer, estrechando lazos, donde se sabe, todos somos humanos y, por tanto, acusar es pecar de ignorancia, por desconocer lo que cada quien lleva a cuestas, dentro de todo lo que se debe afrontar, para llegar a la noche y rendirse cansados, en la oración de quien espera, alguien en este mundo, aún dé fe de Dios, dentro de todos esos testimonios, en los que descreen las personas y, no niego, tengan mucha razón, si para nada bueno sirven las guerras, si se ha olvidado algo muy importante, antes de lanzar drones misiles o bombas, hay que apelar a un Juzgado Internacional, para hallar inocentes y culpables, porque los más fuertes y débiles ya no existen y, el mundo peligra, sin que esta vez pueda hacer nada, por haber tomado consciencia que soy sólo un escritor y pensador libre, no un salvador o Mesías, si esa es la mejor de mis libertades, dentro del registro de la memoria, ante la cual escribo, para recordarle a las nuevas generaciones, qué errores no debemos volver a cometer, por el bien de los inocentes.

 

©Julio Mauricio Pacheco Polanco

Todos los derechos reservados

Escritor y Pensador Libre

01 de octubre de 2024

Arequipa, Perú

 

 

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