EL ESCRITOR QUE ALCANZÓ LA VERDAD
No sé a cuántas personas vamos dejando en el camino. Algunas veces todo
parece ser para siempre, otras, sólo recuerdos alterados por intenciones de
querer creer fueron, buenos momentos. En realidad, no precisamos si fueron
buenos o malos, imágenes borrosas de algo que aconteció, sin ser exacto en las
palabras que se dijo, las emociones que se sintió, la fuerza con que se vivió.
Fumar un cigarrillo y dejar pasar las horas, ¿cuántas muchachas?, en mi caso,
fueron miles, aunque dude mucho haberlas conocido, al hecho de haberlas amado
por horas, con la violencia de quienes retenemos el tiempo, sólo para gritarle
al universo que somos felices, o fuimos muy felices, como sólo los más rebeldes
sabemos hacerlo. Dime en qué calle no di la vuelta y te diré, esas cosas pasan
a menudo, como los adioses que sanan, los que nos salvan de todo aquello que
está errado. Prefiero las bebidas refrescantes o las cervezas, escribiendo
hasta el amanecer, ¿me preguntas por las guerras del otro lado del mundo?, ¿y
quién pregunta por Perú?, hay bases militares chinas en mi país y, eso a nadie
parece importarle, perdón, ¿debo ahora escribir sobre política?, ¡bah!, eso es
perder el tiempo, aquí todos son marionetas de la Reserva Federal o FED, ¿qué
no supimos nunca contra quién escribíamos?, quizá no te agrade saber que el
dinero no existe, que son sólo dígitos que van de ordenador a ordenador, de un
banco a otro, que el mundo es sostenido por una gran burbuja económica que en
cualquier momento puede explotar, para luego volver a inflarse. Prefiero
sentarme a tomar sol de vez en cuando, escuchando los suaves arrullos de la
brisa que besa mis mejillas, mientras contemplo el cielo y sé, ése es el límite
y, más allá, sólo existe lo desconocido, lo inexpugnable, la morada de los que dirigen
este mundo, porque al igual que tú, no creo en las imágenes de la NASA ni las
de China, cuando nos quieren hacer creer que, llegaron más allá donde nadie
jamás pudo llegar. Mentiras tras mentiras ya he maldecido demasiado y sé, tal
vez nunca salga de donde vivo y sólo me dedique a escribir, como ahora lo hago,
tratando de poner orden dentro de mis pensamientos, como cualquiera que quiere
la paz mental, el control total de lo que uno piensa, entre melodías que
seguramente nunca podré plasmarlas en mi teclado, escribiendo sólo para
sentirme vivo. Porque cuando vi el rostro, vi todos los rostros y supe, algo
muy atroz ha ocurrido en mi ausencia, como el ver a mis viejos amigos
destruidos por eso llamado vida. ¿No era mejor una cerveza, escuchando algo de
rock ochentero, no esperando al amor?, o fumar un cigarrillo, sin sentir los
enemigos en cualquier lugar, tal vez el silencio sea más agradable que las
respuestas más ingeniosas, ¿puedes entender a plenitud lo que escribo?, porque
nos hemos quedado todos a mitad de camino y sabemos a fuerza de haber vivido y
leído, tocando la verdad que hace girar los mercados, el sexo, la mujer que es
tu pareja, los nombres de tus hijos, las esperanzas que nos enseñaron o los
dioses de este lado donde, la hierba crece para ser alimento de toros o
lombrices. ¿algo pudo ser mejor?, si el camino no hubiera sido muy largo,
seguramente habría sido mejor, pero eso no nos consultan ni a ti ni a mí, quizá
por nuestras edades o inmadureces, por no saber lo necesario para saber qué
lugar estamos ocupando en el mundo.
Veo una muchacha y luego a otra y las dejo ir. Son bellas o, lo fueron
antes, cuando fui inocente, antes de saber que la menstruación era maldecida en
los tiempos de Moisés y, estaba prohibido menstruar y, eso no lo puedes negar.
Supongo que Dios no es compatible a nuestra naturaleza, que no existe un
plan divino ni ninguna gran obra, aquí los más taimados, rufianes y rastreros
son los que se llevan la gloria y todas las honras, eso que llamas tú honradez,
es lo poco que te han dejado por ser tonto, pero descuida, también soy tonto y
honrado como tú, no somos los únicos que tuvimos ideales y, nos tomamos en
serio eso de querer un mundo mejor, carne de cañón apenas para los intereses de
otros, eso hemos sido, sin que nadie nos haya dado una razón.
Es que, en realidad, todo corresponde a una gran estupidez, las guerras
no cesan, como el culto a la muerte. Hay algo malsano en las personas, nunca
sabes quién es el que te venderá por un plato de lentejas, nunca lograrás
comprender sus ojos cuando te miren fijamente con desprecio y todo por una
emoción fuerte llamada: sexo. Esa cosa bonita llamada amor que sólo sirve para
tener hijos y destruir vidas, ¿tendrás trabajo de inmediato mientras tu mujer
enloquece y decide serte infiel porque no eres el de antes?, pero quién puede
ser feliz con trabajos explotadores donde sólo te saben humillar.
Nos hemos ido convirtiendo en una sociedad vieja que no desea tener
descendencia, te digo muchacha que no me agradan tus rabietas ni tu loca idea
de querer tener una historia de amor, donde seas la reina de la ciudad, sólo
por vanidad o soberbia. ¿Crías perros?, es lo mejor que puedes hacer, ni tú ni
yo, tenemos el derecho de traer un niño o niños a un mundo donde la felicidad
es fugaz, a cambio de años de dura amargura, porque si no lo sabes, la fortuna
no dura toda la vida y, no todo el tiempo, quien te protege, estará a tu lado,
sea vivo o muerto. ¿Hacerse un hombre, solo?, eso sólo sirve para endurecer o
perder el corazón, los sentimientos. ¿ya has visto detenidamente el rostro de
los desgraciados que ansían verte muerto?
Poco a poco el mundo, gana para su causa, las desdichas y tragedias, es
mejor no hacer plegarias, aquí nadie nos escucha, ¿un beso lo puede sanar
todo?, y después quien te sana del amor, si fuera el caso que los besos para ti
fueran novedades, mira que le he hecho el amor a miles de mujeres y no las he
besado, sólo he tenido ganas de degradarlas y hacerles entender su condición:
la sumisión es algo que les fascina y, secretamente anhelan, nunca un buen tipo
tuvo suerte en el amor, para disfrutar de todas, debes aprender a no amar,
nadie mejor te lo dice que yo.
Y es así que camino por las calles de esta ciudad, donde veo, cada quien
va tras sus propias metas, ¿saben que esas metas exigen un precio a pagar? O
dejarás a tus padres solos, morir en sus habitaciones, en soledad, sin que
acudas a atenderlos, porque tu vida es primero, vaya mierdita de persona que
eres. El doctor inyecta morfina en el paciente y éste duerme hasta perder los
signos vitales, para luego despertar dentro de un nicho que sabemos, se
convierte en el destino de todos ustedes, porque si eso no es maldad, qué es
entonces maldad.
Y así pretendes decir que amas y quieres tener hijos.
©Julio Mauricio Pacheco Polanco
Todos los derechos reservados
Escritor y Pensador Libre
01 de octubre de 2024
Arequipa, Perú
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