EL PLACER DE ESCRIBIR POR MADRUGADA



Ella me dijo: “la Literatura es infinita,
Mientras no nos silencien”.
Y entendí que tiene mucho de razón.
Porque no podemos escribir en plena Libertad
Si vamos a estar pensando en qué palabra poner
Y qué otra palabra omitir.
Un poema no puede limitarse a lo que otros censuren o impongan,
Nunca el poder debe imponerse a la creación.
Entiendo que tampoco yo impongo mi manera de pensar,
Si soy un Librepensador, ¿cómo podría exigir a los demás que piensen como yo?
Otra cosa es que incomode por poner el dedo en la llaga
Donde muchos dieron por sentado irregularidades que dieron por normal.
Del momento en que atraviesa la Literatura
Solo puede ser defendida por sus Escritores.
Las voces no pueden ser calladas,
Las voces deben expresar lo que una mayoría siente,
Las voces no pueden ser sometidas a un pensamiento homogéneo
Ni mucho menos ser serviles y sumisas,
El mundo así no avanza.
Después de varios días de meditación, he vuelto con más bríos
Porque entiendo, si callan a un Escritor, empezarán a callar a los demás
Y ese sería el final de la Literatura.
No se puede escribir siempre los mismos testimonios pesimistas,
No es legítimo hacer una catarsis donde dañes al lector,
No se puede uno desentender de lo que ocurre en el mundo,
No se puede uno dejar someter a lo que los editores te digan qué escribas,
Nunca la Literatura fue una esclava de los lobbies
Que a toda costa querrán callar al que quiere un mundo mejor.
¿Sabe mi estimado lector cómo es la experiencia de la justicia?
¿Se encontró en plena noche, solo, experimentando la Libertad
Cuando le tocó su cita con la historia y no le tembló la mano?
¡Ah, escribir de madrugada, bregando por un mundo con propósito
Es lo mejor que le pueda pasar a quien escribe y no se rinde!
A mis 45 años,  aún sigo creyendo en el ser humano
Y desde mi poesía, sigo exhortando a mejorar este mundo, a veces rabiando,
A veces llorando de impotencia,
¿Pero no es el canto que nació de la experiencia vital
Lo que galvaniza la moral de los que resisten?
Yo te digo estimado lector, la corriente que arrastró al mundo
Nunca fue más fuerte que la voz del Poeta,
Cuando supo que era el último que aún escribía,
Cuando fue consciente que de él dependía el seguir escribiendo sin censura,
A pesar de llevar una vida austera,
A pesar de haber renunciado a la vida fácil,
A pesar de saber que no sabe la mayoría adónde ir,
En un mar de confusiones, donde la Palabra existe,
Y vive para los soñadores que luchan por hacer realidad su sueño.
Y así escribo plácidamente, desde mis madrugadas.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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