LA RAZÓN POR LA CUAL LOS HOMBRES NO NOS CASAMOS






Una hora de sexo, diría, sexo decadente donde entraba y salía de ella en poses ya agotadas, gastadas, pensé en ese momento que era la despedida, que sí, hubo  noches en que la pasamos muy bien y hasta creí sentir algo por ella, pero era sexo en silencio, acompañado de la música romántica de una radio desde la que me preguntaba: ¿quién inventó el amor?, ¿el amor es algo real o todo se resume a calenturas donde la mujer termina por gastarse?
Yo esperaba a otra muchacha, muy bella por cierto, pero la mujer en mención se tomó la molestia de decirle que no viniera. Unas cuantas llamadas donde las excusas no eran creíbles y un encuentro frustrado desde donde decidí llamar a la de siempre para hacerle entender que lo que me hace sentir se acabó, que debe dejarme en libertad para que ame a otras muchachas, como la que debió ser mía esta noche.
Creo que el mensaje fue claro: lo nuestro acabó, porque te penetro las veces que se  me da la gana y me parece como un acto maquinal, nada brutal, algo que te reviente el cerebro o te de ganas de hacer el amor por horas de horas.
Para mis reflexiones, entiendo bien  porque algunas relaciones de pareja no duran mucho o se las ingenian de mil maneras para seguir juntos. 11 meses de visitas a mi apartamento para caballerosamente hacerle entender que debe dejarme ir, que ya dejó de ser mi preferida, que hay otra muchacha que espera saber de mí, que debe ser la que la remplace, la elegida, la que haga felices mis noches.
Porque es cierto, la mujer es linda y al parecer, quiere seguir más tiempo conmigo, pero, ¿no es mucho ya 11 meses? Diría que es demasiado y está bien, acepto que he tenido otras muchachas mientras enamoré con ella, pero lo mismo va a pasar con la elegida que esta noche no estuvo en mi lecho, a quien seguramente las demás mujeres que fueron mías, le dijeron de todo para que no viniera hoy a hacerme el amor.
Y así, la pasión con una misma mujer se acaba, doy testimonio de ello, por eso seguramente hay embarazos donde se pretende retener a uno para de esa forma, perpetuar una relación donde nosotros los hombres ya no sentimos con la misma intensidad lo que se sintió al principio con la misma mujer y, esa es la razón del porqué los hombres no nos casamos o no queremos casarnos: sabemos que el sexo se convierte en una penetración donde todo es reiterativo, repetido, diría hasta aburrido, porque un pene erecto, duro, entrando y saliendo dentro de una misma mujer, por más bella que sea, también tiene su final, porque así la miraba mientras en la radio tocaban canciones de amor.
¿Que si tuve suerte y no me case?, pues debo decir que sí, que habría sido un gran infiel y mi vida se habría convertido en un tremendo infierno.  Las personas se gastan y en la cama, las mujeres también. Por ello no me quedó otra alternativa que llamarla para que se diera cuenta sin mucho drama que ya no sentía lo mismo que en su momento sentimos cuando recién nos hicimos amantes. Y estoy siendo sincero, porque no es solo una penetración constante durante una hora, es una penetración donde ni siquiera hay orgasmos para mí, solo para ella.
Creo que fui muy claro y ella captó el mensaje, porque mientras la poseía, le hablaba de la muchacha que debió estar en el lecho en el lugar de ella y, que ya debía dejar de decir que yo soy esposo o su pareja, que el sexo que le ofrecí fue solo como quien pasa el rato y para colmo, sin eyacular.
Debía esperar una semana más. No la podía sacar de mi mente a esa nueva muchacha. Los preservativos estaban allí esperándola, algo se había acabado, algo estaba por empezar, si es que mis demás mujeres no han conspirado, para que ella, la nueva muchacha, sea mi nueva amante.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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