SENTARSE A ESCRIBIR
Imagino que los muchachos deben estar bebiendo a esta hora-entre mi estado
de laxitud por haberle hecho el amor a dos muchachas, me queda el deseo de
sentarme frente a mi escritorio donde está mi ordenador y querer escribir, hace
unos días que no lo hago, ¿pereza?, creo que no, repetición de momentos que
creo todos los han vivido miles de veces como yo, sí, me refiero al sexo-entonces
pienso en que están hablando de autores que ya no podré o no quiero leer,
apenas tengo tiempo entre mis prisas para comprar preservativos y asear mi
apartamento para las muchachas que me visitan, cada vez más convencido que no
deseo socializar con nadie, salvo los saludos necesarios por buena educación-
esa sonrisa en mi rostro solo puede corresponder al de un hombre feliz, no sé,
tú que me lees me entiendes- y los muchachos insisten en beber y comentar sus
lecturas- ya tuve muchos años para ello, para encerrarme en las bibliotecas y
saber de los autores de Latinoamérica, Europa o el Oriente. ¿Jugar pelota hasta
quedar rendido?, ¿ser celado o celar? Esa necesidad de sentirse acompañado, de
encontrar la persona que entiendo, debe ser perfecta en lo que se requiere para
amar, ¿amar a alguien es fácil?, digo, tener una muchacha al lado todo el
tiempo y saber que no será infiel ni joderá, creo que eso lo tengo bien
descartado, me basta con amantes que conozca bien o nuevas muchachas para tener
sexo, ¿que me he llenado de diálogos que no deseo escribirlos?, es muy
probable, porque esto no solo me pasa a mí cuando me expreso de esta forma: “mis
mujeres”, sé de muchachas que hacen lo mismo al afirmar: “mis hombres”. Mientras
los óvulos otorguen más libertad para disfrutar todo seguirá siendo simple. Y es
que con el tiempo me volví más selectivo al momento de hacer el amor a las
muchachas, me gustan las de buen cuerpo y que oscilen entre los 20 años, pero
hay un deleite superior en la belleza de sus rostros, cuando alcanzan sus
orgasmos conmigo, contemplar esos rostros lo compensan todo. No soy
precisamente ese hombre que insiste y se obsesiona, diría más bien que esos
años ya pasaron para mí, que la soledad es necesaria porque es de esa
manera en que puedo escribir. Me preguntan entonces por qué escribo tanto, esto
me lleva a la historia de una muchacha que quiere existir así sea a fuerza de
insultos, ofensas donde ella es feliz de saber que genera sentimientos
encontrados por varones solitarios que la necesitan, así sea para insultarla,
creo que eso le recuerda que existe para otros varones. En otras tardes nadie
llamará al celular, nadie enviará mensajes desde el whatsapp y solo el silencio
frente al celular le dirá que su tiempo se acabó, que aceptará lo primero que
venga, si es que en su largo esperar nadie llegue y solo quede la esperanza y
las tardes de mujeres maduras que comentan de sus amores pasados con orgullo de
haberse sentidas amadas, sea bien o mal.
No me digas que llegado el momento querrás dejar de hacer el amor, eso tanto
para varón como mujer es inconcebible. Los que se casaron forman parte de otra
historia y allí no comento nada porque renuncié a ello hace muchos años y me sé
de todas las mañas para evitar embarazos no deseados, que me dediqué todo este tiempo a promover el erotismo y celebrar
así la vida, con relatos verdadero donde el placer me da mucho para escribir-es
cierto, escribir también es un orgasmo constante como lo digo siempre porque
así lo siento, como cuando una muchacha de cualquier parte del mundo se
pregunta cómo es la vida de los escritores felices, esos que niegan el absurdo
y tienen una seria afición por las mujeres- mira que hay tanta gente que no sabe
para qué vive y hace tiempo se quedaron sin respuestas o llegaron a la madurez
con amargura o desilusión.
Un cigarrillo mentolado, una taza con café bien negro y semidulce, un
espacio ideal para escribir, un destino que se hizo realidad y miles de
escritos donde señalo dónde está la vida cuando alguien me pregunta: ¿eres
feliz?, y sé que eso solo puedo contestar con mucha calma con algo de 6,000
escritos, los casi 6,000 escritos desde los que agradezco la ventura desde la
que hago mi literatura, para recordarles a mis lectores y lectoras que la
música tiene sentido a todo volumen mientras haces el amor y ellas se vienen una
y otra vez, como solo lo pueden hacer los seres legendarios que saben para qué viven y descansan en las
noches, laxados por el buen sexo, hasta que llegue la indicada, mientras le
hago el amor a todas las muchachas que quiera, si es que es un derecho también
de nosotros los varones.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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