CUANDO FUI EL REBELDE CON CAUSA



Sí, yo extrañé el candil desde un pasillo donde no se veía el cielo,
Extrañé el candil de un callejón donde la ciudad era la libertad.
La muchacha que quiso amarme no pudo soportar mi dislalia
No es que le fascinara la demencia, era insufrible verme todo el tiempo sedado.
Entre estas cosas he estado y  perdonado.
Una mañana feliz fue saber de las calles otra vez,
Caminar hasta broncear mi piel como solo se hace cuando es hermoso ser libre.
Las noches eran aprender, escuchar y saber qué significaban ciertos términos,
Mis 27 años me habían otorgado las palabras de los libros
No la jerga de los que transitan las calles de noche.
Alguien me dijo que todo podía ser catalogado como locura
Que ya nadie era normal, que ya nada era normal
Pero en mi aprendizaje entendí las experiencias límites,
Que no necesariamente estaba rodeado de idiotas.
¿Y qué fue el límite para mí?
El límite fue un millón de personas,
El saberme conocido por un millón de personas
Sin secretos para nadie.
No pude evitarlo, nunca pude pasar indiferente ante los demás.
Así somos los diferentes desiguales
Como cuando alguien se me acercaba y me entregaba su sabiduría
Y me repetía: “escríbelo por mí por favor”.
Yo fui un sueño que muchos persiguieron
Y que abracé con fuerza en el apogeo de mi primera juventud
Y fue  el sueño del rebelde que dudó
La hazaña donde nadie regresaba vivo.
Me llené de esta ciudad, eso fue lo que pasó,
Y así escribo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO