DE EL QUE DESHIZO EL TRATADO



Y retornaste, como un guerrero, como el último que quedó
Tus ojos sonreían a pesar de todo, solo pediste un tabaco,
Un vaso con KR, y algunos años de paz
Al lado de tus compañeros de siempre: los libros,
Y te sentaste antes que el Sol fuera vencido
Y empezaste a escribir la historia de todos
Mientras los viejos tratados sobre el amor eran quemados,
Algo había ocurrido y desconcertado a todas las mujeres,
Lo infalible contigo había fracasado,
Se supone que nadie podía sobrevivir,
Que el sino de los que se entregaban
Era una condena donde la ofuscación ganaba
Hasta los días que tenían que llegar
Donde nada quedaba de ti, solo cadenas
Y la amargura, esa ciencia propia del amor
De los arrepentidos, los que no fueron avisados
Y se golpean la cabeza por haber ignorado tanto.
Pero igual, los días pasan y uno se termina por acostumbrar,
Una taza con té, un diálogo perdido todas las tardes
Una cama donde ya no se es feliz,
Los deseos de hacer el amor y no poder hacerlo
Pero no, fuiste más fuerte que lo estaba escrito en los viejos tratados del amor,
Te convertiste en otras páginas para un libro que empezó a hacerse extenso,
Fuiste el primero en retornar, como un guerrero, el último y el primero.
Desde entonces las sacerdotisas que escriben sobre el amor
Se han quedado sin sabiduría,
Asustadas no supieron qué hacer,
Porque el saber era infalible,
Hasta antes de ti, buen guerrero.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO