EL ESCRITOR QUE QUERÍA SALVAR AL MUNDO
No te entiendo señor Escritor,
qué persigues en tu discurso cuando hablas de salvar al mundo. Te diré que a
pocas personas eso les interesa. Estamos tan divididos y atrapados en soledades
insoportables. Ya debes haberte cruzado en tu camino con personas muy
resentidas, amargadas y con todo el ánimo de no solo hundir más el mundo, sino también,
a las personas de su entorno. ¿Se gana algo salvando un mundo con el cual nadie
quiere comprometerse?, ¿olvidas que tu discurso para muchos es una causa perdida?,
¿debo recordarte que la mayoría de personas que sobrevivieron, vendieron su
alma al sistema, solo para poder disfrutar de las comodidades de ésta, sin
importarle lo que deban luego hacer, si es que acaso debo reiterar que
perdieron su alma?
Calé mi tabaco con sumo placer,
(es un tabaco con baja nicotina, me dijo el hombre que me los vende, por eso
mucha gente los consume, ah, gracias por el dato, le respondí, mi corazón
funciona a las mil maravillas y, debo confesarle que he superado rituales que
otros no los podrían comentar ahora, pero eso no viene al caso), probé un poco
de mi Coca Cola, a falta de la Kola Real que siempre consumo. Sentados una vez
desde el café, escuchaba atentamente a mi interlocutor. Me conocía casi bien,
sabía que estaba bien enterado de la realidad universitaria, de la realidad en
las oficinas y las fábricas, del cómo el Escritor, cuando escribe, lo menos que
quiere es la fama, la fama, a mi entender, es otra forma de perder la vida, la
libertad, pero mis razones al momento de escribir siempre fueron otras. Mis experiencias
vitales me hicieron entender que alguien, en este momento, necesitaba de este
escrito, que tal vez era alguien muy influyente, alguien que lidiaba contra el
crimen organizado, contra las mafias locales, contra el lavado de dinero,
contra la corrupción. Entonces me dije que sí tenía sentido seguir escribiendo,
como empecé a comentarle a mi interlocutor.
Me he negado siempre, a fuerza
del uso de mi voluntad, a dejar escritos pesimistas. No. Es lo menos que quiero
si es que de pronto los lectores que tenga, sean adolescentes que, sin elegir,
fueron llamados a ser líderes o voces dentro de realidades donde se les
necesita. No manejo el discurso del caudillo o el del culto a la personalidad,
finalmente acoté. Cuando el caudillo desaparece, los líderes se dispersan, y
todo el trabajo intelectual que con empeño se realizó, se desvanece para quedar
en nada. Mi intención no es imponer ideas, es alentar a los jóvenes idealistas,
a que no desistan de ir tras sus sueños, así, si la voz más influyente guardara
silencio, se tendría la certeza que los que quedaron, son líderes preparados
para todo, porque aprendieron a defender sus argumentos, sin la premisa de
depender de un héroe.
Pero no me respondes el por qué
quieres cambiar al mundo o salvarlo. Volví a calar mi tabaco bajo en nicotina
y, le expresé que mi lucha iba desde enfrentarme a la censura, lo que es
considerado como opinión y, que impide que escriba como un auténtico
Librepensador. Mira que me costó 5 internamientos psiquiátricos, pero igual,
vez, sigo ejerciendo mi libre derecho a la Libertad de Expresión. En otros
términos, no nos callarán nunca a los escritores que creemos que desde la
Literatura, podemos dar alcances de cómo es la realidad, la vida misma. ¡Pero
la realidad es dura, es insoportable, todos evaden a la realidad!, ah, te
entiendo, ésa es la razón más importante por la cual escribo, no para retratar
lo peor de ésta, sino para alentar a los lobos solitarios, esos soñadores, los
pensadores, los visionarios que entendemos, el mundo necesita aportes donde el ser
humano refuerce su fe en la humanidad y entienda, que todos nos necesitamos. Hablas
como si fueras un profeta. No, estimado
amigo, no soy un profeta, soy solo un hombre que se dio cuenta que el mundo
está mal y, que cada uno de sus integrantes es importante, necesario, que la
causa es común, a eso le llamo: tener un propósito en la vida. Ah, lo que
escribiste el 2005 en tu opúsculo, Los cantos de la maldición: en todos los hombres
se repite el mismo propósito. ¿Puedes ahora explicarme qué significa eso?
Sorbí del vaso con Coca Cola, el
hielo la hacía más agradable para el calor cómodo de la tarde y, apostillé: lo
que hago desde mis escritos: el querer salvar al mundo, así, me paguen mal.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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