EL FINAL DE LA HISTORIA DEL HOMBRE



Eran todos los miles de millones de habitantes del planeta, multimillonarios. Cada persona dentro de este mundo tenía, reitero, las sumas más cuantiosas de dinero jamás imaginadas. Nadie tenía por qué trabajar para tener dinero. Quien fuera la persona más humilde en su momento, ahora tenía la fortuna más cuantiosa propia de quienes en su momento, los llamados Amos del Mundo la acapararon. ¿Esto debía ser motivo de dicha y felicidad? Debía serlo, pero al ser cada habitante de este planeta multimillonario, se negaba a trabajar.
Un hombre quiso que le construyeran el palacio más hermosos e imponente para así vivir con todas las comodidades y lujos propios de su inmensa riqueza, pero los arquitectos, albañiles y las fábricas que produjeron desde el ladrillo necesario hasta el mármol para cubrir las paredes contestaron: tenemos suficiente dinero, no necesitamos más, su dinero no nos sirve, por lo tanto, no necesitamos trabajar, recuerde usted que cada uno de nosotros es multimillonario, ¿por qué deberíamos arriesgar nuestras vidas, entregar nuestro tiempo y esfuerzo por un dinero con el cual nos ha de pagar y que nosotros también tenemos?
Un hombre quiso con su familia degustar de los mejores platos en los restaurantes más lujosos del mundo, pero no tenía gasolina para el auto en el que llevaba a su familia, el hombre que trabajaba en los grifos era multimillonario y ya no necesitaba trabajar en un explotador trabajo. Los hombres que trabajan en las fábricas que producían gasolina ya no laboraban allí, tenían suficiente dinero para no necesitar vivir del trabajo. Este buen hombre fue a pie con su familia al restaurante más cercano ya que no pudo viajar en el avión que lo llevara a la ciudad más rica del mundo, puesto que todos eran inmensamente ricos y, nadie necesitaba dar su tiempo de vida para ganar un dinero que les sobraba y así, no habían servicios de aviación ni pilotos que arriesgaran sus vidas para comandar vuelos aéreos. Al llegar al restaurante más prestigioso y elegante de la ciudad, el cocinero salió para decirles que todos se estaban marchando, que él no pensaba cocinarles para ellos, que tenía suficiente dinero como para ordenarle a este buen hombre para que él le cocinara, pero este buen hombre le dijo: puedo darte inimaginables sumas de dinero para que me prepares los mejores platos de comida, pero el cocinero le contestó: yo puedo hacer lo mismo contigo, entregarte inimaginable sumas de dinero para que me cocines porque soy igual de archimillonario que tú. Entonces este buen hombre y su familia pensaron, ¿de qué me sirve ser multimillonario si todos los servicios en el mundo no pueden ser realizados si nadie necesita trabajar ya que todos son archimillonarios?
El buen cocinero pensó en prepararse algo de comer, pero no halló  a nadie en los supermercados, los que trabajan la tierra dejaron de hacerlo porque no querían maltratar sus manos para ganar un dinero que les sobraba y pensaron, no tenemos necesidad de producir en grandes cantidades para todo el mundo porque somos multimillonarios y no necesitamos más dinero, porqué deberíamos producir para otras personas si el fin era el dinero si ahora somos inmensamente ricos, que sean otros los campesinos que produzcan y seamos nosotros los que descansemos y disfrutemos de nuestras fortunas cuantiosas. Pero todos eran cuantiosamente ricos y nadie quiso producir para los demás porque el dinero que tenían era inacabable y el trabajo ya no era necesario. ¿Quién labrará la tierra  ahora para tener alimento si la razón del trabajo era el dinero y ahora que todos somos en este mundo, multimillonarios, nadie necesita trabajar para ganar dinero?
Todos los servicios dejaron de tener servidores y todos querían ser servidos. Los hombres que realizaban diversas labores desde la de brindar agua para las ciudades o electricidad y cuanto servicio se requiriera para disfrutar de las fortunas inmensas que contaban los miles de millones de habitantes que había en el planeta, querían ser servidos, atendidos, pero nadie quería trabajar, nadie necesitaba el dinero puesto que a todos les sobraba tanto como para mantener a toda la población mundial por muchos siglos.
En otros años, cuando el hombre trabaja para tener dinero, los servicios brindados eran múltiples y entre sí todo el mundo se relacionaba, unos labraban la tierra, otros eran obreros, otros empleados, otros profesionales, desde diversos servicios que iban desde el humilde hombre que barría las calles hasta el ingeniero que construía puentes y grandes edificios, desde el médico que salvaba vidas hasta el hombre que cocinaba en los grandes restaurantes. Todos brindaban un servicio en todo lo que es necesario para el hombre civilizado y éste era remunerado con dinero. El trabajo era pagado. No sé si bien o mal. No sé si la banca abusó en su momento o si eran solo unas cuantas familias las que poseían toda la riqueza mundial y el resto de miles de millones de personas en este mundo no, si acaso el tener mucha fortuna diera libertad al hombre, si acaso era legítimo que todo el mundo alguna vez, cada uno de los habitantes de este planeta, desde el África hasta los pueblos más alejados del Asía pasando por todos los continentes, fuesen archimillonarios, exuberantes en riquezas.
Y así fue un día en el que cada uno de los hombres de este planeta fue multimillonario y no necesitó de trabajar para tener dinero. Habíamos llegado al final de la sociedad humana. Todos eran inmensamente ricos. Nadie necesitaba trabajar para ganar dinero. El sistema colapsó entonces.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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