EL TERAPEUTA SEXUAL



Mauricio, no la está pasando bien, se ha enterado de tu fama de insaciable en el lecho y, eres justo lo que necesita. Tiene muchos problemas y sabe que te gusta conversar mientras haces el amor sobre los problemas que tienen, es que eres el único que las escucha, sabes que nadie escucha a nadie, pero tú solo no les das placer, además logras desnudarles el alma. Todas las muchachas que hablan de ti, dicen siempre lo mismo, que no solo eres un buen amante, sino alguien que logra comprenderlas, que mientras estás con ellas en la intimidad, se siente tan en confianza que lo que no logra un terapeuta o psicólogo, lo logras tú mientras sienten placer. Dejé de escribir en ese momento ante la llamada de mi amigo y tomé el primer carro para ir al encuentro con ella.
Recordé en ese momento a una amiga de la universidad que tenía muchos problemas y cuando visitó por primera vez a una psicóloga, se había quedado muda, sin poder decir una sola palabra. Ella era una muchacha como tantas que, sin saber qué hacer ni a quién recurrir cuando ya no soportaban más la existencia, seguían el consejo de quienes ya visitaban a terapeutas para buscar consejos que casi siempre no eran seguidos.
En realidad lo que la gente quiere es que sepas que les importas, que lo que te confiesan es relevante para uno, que la soledad desaparece cuando encuentras alguien que no solo te entiende, sino que comparte tus penas como si te conociera de años, de toda la vida, si acaso de esa forma se pueda llamar una relación que tiene vínculos de intimidad, algo que va más allá de la necesitada amistad, de lo que no se puede decir a los amigos o amigas, por temor a ser criticadas, censuradas, juzgadas o, malentendidas.
La muchacha no solo se quedó toda la hora con la terapeuta en silencio, sino que además se sintió una extraña, con el blindaje propio de quien piensa primero, ¿por qué tendría que contarle mis problemas a una extraña? La psicóloga, luego de la hora tensa de silencio, comprendió que no la estaba ayudando. ¿Estudias Literatura, no?, sí, respondió finalmente la muchacha quien me comentara con lujo de detalles su experiencia con la terapeuta, sino que además me dijo que sentía haber cometido un error, que ha pedido de ella, le dijo que solo había una forma de ayudarle y pensó que podía hacerlo si mi amiga escribiera un relato donde narrase sus problemas, cosa que sí hizo para luego terminar por romper el escrito. Más me has ayudado tú Mauricio, no necesito contarte mis problemas, pero siento tu presencia y, creo que eso es todo lo que necesito.
Porque cuando llegué, la mujer celebró que me conociera sonriente, como un ganador que esperó con ansiedad saber de nuevas mujeres donde una nueva puerta dentro del universo que nunca acaba, se me abriría al momento de hacerla mía, esos momentos donde de pronto, luego de decretarlas como reinas, por sentirlas mías, elogiando la belleza que se me daba a disfrutar, dándome cuenta que en el acto del amor, esto eleva la autoestima de las mujeres, siendo por ello que se relajara más y sin miedo alguno, desnudara su alma ante mí, para que alcanzara a tocarla, cuando me hablara de sus ex parejas, del maltrato que recibió de esos hombres que le dejaron una muchacha de 15 años a la cual ella quería hacerle su quince años, algo que como me dijera, ella no tuvo y, quería que su hija sí lo tuviera, despotricando contra el padre de la muchacha en mención, un hombre extremadamente inseguro y celoso que la acosó tanto que terminó por cansarla, hasta pedir garantías y el derecho a que no se le acercase 200 metros a la redonda, a pesar de caer en sus enredos, en esas llamadas donde él la citaba a hoteles donde le ofrecía sumas cuantiosas de dinero, jugando con sus sentimientos, a pesar que ella le decía que la niña estaba escuchando todo el maltrato psicológico que le estaba haciendo. ¿Entonces no tienes pareja ahora?, no, es mejor así, le dije, las parejas estables solo sirven para controlarnos y ocasionarnos problemas, es tan difícil encontrar alguien maduro que pueda entenderse con uno, entendiendo que cada quien es dueño de su vida. Por ello, no me resultó extraño que mientras hacíamos el amor, ella se sintiera tan cómoda conmigo que, empezara a narrarme la historia de su vida, de los aprietos por los que pasaba, de lo necesitada que estaba de no sentirse sola, o el no tener con quién conversar sobre problemas que pensaba, a nadie le importaban.
Un orgasmo alcanzado luego de acceder a un pedido mío en el que solicitaba que opusiera resistencia en el sexo, con su consentimiento, para hacer más salvaje el amor, terminó en los besos propios de las transferencias que siempre se dan entre psicólogos y pacientes, porque era mejor hacer el amor y contar todos los problemas que ella tenía con alguien que no solo le hacía disfrutar en el acto, sino que además escuchaba con atención cada confesión suya, hasta fusionar lo más intenso que es el placer, con las angustias y preocupaciones que no le dejaban tranquila y le ocasionaban ansiedades difíciles de afrontar.
No se equivocaron con la recomendación, Mauricio, me dijo finalmente. Seré tuya todas las veces que lo desees, me haces bien, muy bien y, no sé cómo expresarlo con palabras que ahora no me alcanzan para darte las gracias por haberme no solo escuchado, sino entendido, porque no solo me has hecho el amor de una manera en que me ha gustado en demasía y que quiero se vuelva a repetir, sino que me has escuchado y, eso, pocas personas lo hacen, en este mundo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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