LA MALDICIÓN DE LA MUSA




¡Oh, pequeño ser que escribes con frenesí!
¿Ya has encontrado las palabras para explicarte mejor?
Estás enfrentado contra el mundo
Y nos vienes a hablar otra vez de soledad.
¿Supiste en la hora de los imposibles
Del amor que te cautivó tanto y ahora vociferas
En imprecaciones por tener el corazón dinamitado?
¿Qué ojo precioso descubre el alba
Antes de llenarse de saber o razón
Para cerrarse y errar en santa locura
Por lo horripilante que es lo visto?
¡Oh, pequeño ser entre miles de millones,
Haces de la palabra esfuerzos para nuestro deleite
Mientras que tus noches son sueños tercos en vigilia
Que combaten contra la muerte!
Te han arrancado los versos más célebres
Y ahora sabes qué es el ingenio, el talento
O lo que otros llaman: inteligencia, entendimiento.
¿Podrás con tus versos alcanzar la paz
Cuando llegue el tiempo de las ascuas
Y el juicio del pueblo, antes que te hagas hombre?
¡Oh, pequeño ser que escribes con frenesí,
En tu mesa hay una pluma al lado de muchos cuadernos,
Un sueño hecho pedazos
Y cientos de esperanzas a las cuales no renuncias!
Yo te hablaré de la noche del mundo,
De los laberintos en las ciudades del oro,
Del granuja, el ladrón y los homúnculos,
Te hablaré de las horas donde vales menos que un pan,
De las felonías sin preguntar nunca por qué,
De la muchacha que te amó con locura
Y con otro se fue por su fortuna.
¿Volverás tus ojos sobre la Luna para saber si allí estamos todos?
¿O descalzo en rodillas rezaras a Nuestro Señor
Por entender su pasión como sacrificio?
¡Oh, pequeño ser que has sido tocado
Para la gracia del verbo y los solitarios que leen mucho!
Ella te ha visto a los ojos,
¡Ella ha traspasado tu alma con sus infinitos ojos!
Eres palabra escrita en sangre, con lágrimas jamás pedidas,
Días donde lo insoportable te arrancará
Los mejores poemas nunca antes leídos.
¡Oh, pequeño ser que ignoras qué son los laureles!
Escribes y escribes sin saber cómo es la derrota de los invencibles,
¿Nos darás la oración necesitada
Antes de perder la razón, cuando ya nada es tolerable?
Porque nos ha pasado a todos
Cuando la hora suprema nos asaltó temblando en un rincón,
Cuando recién entendimos qué era ser Poeta,
Y de este oficio a rabiar maldijimos
Sin saber que a ella honrábamos,
¡A la Musa!

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Poeta

Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO