LA SAVIA DE LA INMORTALIDAD Y OTRAS EXPLICACIONES



Fecundo y resurrecto es el árbol
Antes que el hombre que quiso conocerlo,
Y comió de cada uno en su inocencia
Es la curiosidad parte del instinto
Hubo inevitablemente que probar del que hace discernir.
Sensual y reproductiva era esta creatura
No sabía de aquella ciencia que separó en él lo bueno y lo malo,
Fecundo y resurrecto es el árbol
En el origen piensa el que ahora tiene razón
Su fruto apartado fue probado
Y la inteligencia se desarrolló.
Aprendió a observar y pensó:
De su alimento me hago cada vez más sabio
Y en el árbol todo vuelve a renacer,
Todo lo soporta, y estuvo antes que yo pensara
Y pensamiento me ha dado,
Me ha dado el conocimiento de lo bueno y lo malo,
Era inocente y ahora tengo ingenio,
Era manso y ahora imparto justicia entre los míos,
Pero por sobre todo,
Era sensual y reproductivo, era una creatura sin razón,
Debe haber otro árbol en algún lugar del mundo
Que tenga la savia de la inmortalidad,
Porque es fecundo y resurrecto,
Así debe ser el árbol de la vida.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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