LAS CONFESIONES QUE DEBES SABER



Yo vi un hombre dueño de sí mismo, infundiendo temor
Y también no lo volví a ver nunca más,
Así somos todos dentro de este mundo
Una vez que puede ser mucho tiempo
Mucho tiempo que puede ser algo efímero
Y luego apenas un recuerdo que también será olvido.
Yo vi un hombre que se burlaba de los demás
Y pensé que era un ganador, a su joven edad
Pues siempre reía, y se mofaba de los débiles
Mas luego que es el tiempo que pasa
Lo vi limpiando pisos en un hospital
Con la frente sudorosa y las manos temblando,
En otros años no lo habría creído,
Así es el girar de la vida, humillante es la soberbia ante el tiempo.
Yo vivía en una casa que el pueblo hacía gritar todos los días
Y escuchaba comentarios lapidarios ante mi familia,
Yo vi muy lejana la paz y
En esos tiempos vi a Dios,
Vi también florecer a mi familia hasta que volviera a sonreír
Y de todo esto aprendimos hasta dar las gracias,
Así es el mundo con los justos
Y los que peleamos hasta el final para mantenernos unidos.
También me vieron testimoniar públicamente sobre lo que escribo
Y se me hizo caso cuando ante el pueblo se nos reconoció inocentes
Y así escribo, para los oprimidos, para entregarles la certeza
Que ser honrados, sinceros y consecuentes
No es una desventaja dentro de este mundo para vivir.
Después de todo, ahora, en el silencio de la noche
Cuando la soledad es tierna y acogedora
Y las melodías son dulces caricias al alma
Puedo en retrospectiva afirmar que vencimos sin dejar de ser buenos.
¿No es así como Nuestro Señor lo predicó?

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO