LAS MUJERES QUE DECÍAN QUE NO MENSTRUABAN



Cuando nos conocimos, lo primero que me dijo fue: debes medir un metro ochenta, sin embargo tienes las manos pequeñas para tu porte. Me observaba detenidamente. Nuestro encuentro se había aplazado por mucho tiempo. Por fin había aceptado darme la cita. Recibí una llamada, me dijeron que me estaba esperando, que debía apresurarme. Tomé un taxi para llegar lo más pronto posible, era una muchacha muy hermosa, de cabello dorado y piel nacarada. Sus labios eran perfectos.
Algunas veces cuando teníamos sexo, solía usar unos lubricantes que decía, le aliviaban el dolor al momento de hacer el amor. Cuando me convertí en su amante de turno continuo empecé a preguntarme por qué nunca reglaba si lo hacíamos casi cada dos días. Recordaba a la muchacha rubia cuando frente a frente, desnudos, ella me rociara con un vaporizador, un alcohol perfumado a mi miembro que olía bien. Entonces le pregunté: ¿y cuando tienen la regla, dejan de trabajar? Ella alzó los ojos mientras me hacía el sexo oral, hizo una pausa y me dijo: ¿lo preguntas por todas las muchachas con las cuales has hecho el amor y nunca las has visto menstruar?
En realidad me había acostumbrado a hacer el amor con preservativo a tal punto que dejé de hallarle diferencia entre hacer el amor con éste o sin éste. Me duele mucho, hazlo con cuidado por favor. Al momento de penetrarla debía hacerlo con calma y cuidado, sin entrar con fuerza y de un solo golpe. Parecía como si estuviera con el periodo, pero no menstruaba, a pesar de sentir dolor en el acto sexual como si tuviera la regla.
Hace 4 años que no menstruo fue lo que me contestó la muchacha de cabellos dorados. ¿Por qué?, le pregunté, ¿tienes alguna infección?, ¿has ido donde tu ginecólogo? No es nada, nos pasa a un gran número de mujeres. En ese momento me pregunté por qué nunca las muchachas en edad de menstruar, cuando era vacaciones, no reglaban, a pesar de hacer deportes o ir a la playa. Podían tener sexo sin que necesariamente la regla apareciera. Lo mismo me pregunté por las modelos de belleza que solían desfilar en lencerías finas los días cuando la Luna estaba llena y estando casi semi desnudas para el público presente, ¡no reglaran! Algo raro de igual manera ocurría con las reinas de belleza que en las pasarelas modelaban en ropas de baño de dos piezas sin que tuvieran los aprietos de usar toallas higiénicas que se notaran.
Una noche la llamé para tomar un café y conversar sobre el último libro que estaba escribiendo y que la muchacha de cabellos dorados me pidió, quería leerlo antes para darme su opinión. Al llegar al café, me serví mi KR mientras prendía un tabaco, ella fue puntual, ataviada de manera casual, sexy, bella, incapaz de levantar algún rumor de su condición de señorita decente. Llevaba un jean azul ceñido con una chompa azul de cuello largo doblado y unas zapatillas de marca cómodas. Lo primero que hizo fue pedirme el manuscrito. Ella era la muchacha que hacía 4 años no menstruaba. La tenía en frente mío mientras pensaba en hacerle el amor otra vez.
Todo está mal. ¿Pretendías publicar esto? Ibas a hacer el ridículo señor Escritor. ¿Por qué?, le pregunté, todas las muchachas que se dedican a lo que tú haces no menstrúan nunca, salgo con una de ellas continuamente y no regla nunca y gozan de muy buena salud como tú. Sí, pero veo que nadie te ha dicho qué es en realidad lo que pasa. ¿Y qué es lo que pasa, estimada? Sacó su celular y buscó en la web: “esponjas vaginales”. Por esta razón. Las usamos cada vez que nos viene la regla. Son eficaces para evitar que nuestros amantes se den cuenta que estamos con el periodo. Son descartables y las usan todas las mujeres, desde las reinas de belleza hasta las modelos de lencerías, pasando por las muchachas que en vacaciones nunca aparentan tener la regla. Estas esponjas absorben el flujo del periodo y son fáciles de llevar, es cierto, lo siento, te mentí cuando te dije que no menstruaba hacía 4 años, no debí hacerlo, no pensé que fueras tan crédulo. Deshaz eso que has escrito sobre la regla. Sabrás hacer el amor, pero veo que te falta aún mucho por aprender, señor Escritor.
Terminé mi KR, apagué el tabaco. Sonaba en el estéreo del café un tema ochentero, era de la banda Saxon. I can’t wait anymore. ¿Qué esperas muchachón?, finalmente apostilló. Tomamos un taxi para ir al hotel. Tenía que volver a escribirlo todo de nuevo. Era un trabajo digamos, placentero.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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