RECIEDUMBRE



¡Paren de correr en mi delante riéndose de mí!
¡Paren de decir que soy un muchacho que debe morir!
¡Paren de zapatear a mis espaldas constantemente!
¡Paren de beber haciendo escarnio de mí!
¡Paren de desafiarme cuando me siento en el jardín de mi casa!
Solo tengo 27 años y mis poemas que nadie lee,
¡Doctora, pare de decirme que estoy loco,
Que todo lo imagino!
¡Señor de la Defensoría del Pueblo,
Haga caso a mi pedido, defienda mis Derechos Humanos,
No permita que me internen otra vez,
Soy un ciudadano!
De esos años, cuando tuve que ser más grande que mis escritos
Hasta testimoniarlo en reportajes en la ciudad
Cuando se dieron cuenta que no podrían vencerme
Que la corrupción sería constante en mis reclamos de lucha
Que al ser reconocido como Escritor por los medios de comunicación
Por fin dejó mi psiquiatra de anotar, en la historia clínica
Que tenía delirios de grandeza,
Que imaginaba cosas que no eran,
Mientras en la Facultad, mis amigos sabían  de memoria mis poemas.
Aprendí desde entonces a no pedir consentimiento de nadie,
A callar mis alegrías, a no pedir que mis amigos me leyeran
Para saber qué opinaban,
A remitirme a dar un buenos días a la psiquiatra en mis controles
A saber que no tengo Derecho a mostrarme como un ser humano,
Porque sé que en ese momento me dirán que he recaído
Que no estoy bien.
Fue así que hasta mis 45 años,
Me convertí en un lobo solitario que aprendió a vivir en silencio,
A escribir pensando en los que como yo
Tuvieron que luchar sin elegir sus circunstancias.
Era yo, extremadamente flaco
Cuando había violencia familiar en casa por tanto acoso
Sin saber a quién más recurrir,
Cuando Alberto Fujimori gobernaba,
Y yo era uno de los perros más rabiosos
Que contra él se enfrentaba,
En plena Dictadura.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO