DEL POETA Y LA MUCHACHA FELIZ



¿Sabes?, en este momento, mientras me lees
Y yo bebo mi Kola Real, desde un atardecer de Arequipa,
He intentado recordar tu nombre,
Visualizar tu rostro, tratar de verte en mis pensamientos
Mas solo alcanzo a sentir tu alma,
¿Creo que hicimos todo al revés, no?
Hacer el amor sin saber nuestros nombres
Y hacer el amor para siempre,
Como solo es permitido pocas veces para los comunes mortales.
¿Si te extraño?, no, la respuesta es no,
En otro día, otra muchacha me hará pensar lo mismo
Y por supuesto, sentir con más intensidad.
Para la ciudad siempre seré un solitario que rara vez aparece,
Para los hoteles discretos,
Un hombre que será feliz y que luego escribirá sobre ello,
A pesar de no saber el nombre de las muchachas que se me entregan,
A pesar de no poder recordar sus rostros,
Si acaso cuando camino por las calles siempre me pregunte:
¿Esa mujer fue mía también?
¿Sabes?, realmente no tengo dinero,
Mi noche más triste fue desearte mientras caminaba las calles
Y me preguntaba qué extraño oficio es éste el de ser Escritor:
Buena fama, nombre ganado, éxito con las más bellas,
Conocedor de cómo hacer corruptamente fortuna de la noche a la mañana,
¿Pero es así el corazón del Poeta que vence en los lechos
Y les dice a sus muchachas que otro mundo existe
Y es tratado de ser expresado desde mis escritos?
Recuérdame, porque sé que sabes todo de mí,
Sabes la cantidad innumerable de lunares que hay en mi piel
Te mueres por querer entender qué siento cuando te hago mía,
Porque me lo has confesado cuando te amé
Y hombre más feliz no has conocido.
Deja que acabe este vaso con mi Kola Real,
En breve saldré a calar un tabaco,
Para sentir el atardecer mientras te pienso y siento que pienso a todas.
Y si acaso al leerme te sientas otra vez viva
Y recuerdes todo lo que te dije y cómo te hice el amor
Cómo tu cuerpo aprendió a entender al mío
En breves segundos, donde rápidamente me hice amo de ti
Te pido solo algo, ahora que has pasado a la inmortalidad,
Desde mis escritos, desde estos versos,
Vuelve a pronunciar mi nombre cuando otra vez seas plenamente feliz,
Y grítalo para certeza de los vencedores,
Porque el día de los brazos que se extienden hasta el universo
No es común a todos, o debiera serlo,
En el momento de la lucidez, de la filosofía,
A pesar reitero, de haber hecho todo al revés,
Es decir, haber unido nuestras almas
Siendo dos completos extraños, dentro del mundo,
Que sabían que nunca más se volverían a encontrar.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco


Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO