EL AMIGO NÚMERO SIETE MIL MILLONES



No, Mauricio, no escribas para los felices,
Ellos ahora ríen con sus amantes y solo tienen tiempo para vivir.
¿Has meditado qué empuja al muchacho, qué busca la muchacha, cuando leen un poema?
Las preguntas que todos nos hemos hecho
Permanecen en el tiempo y,
Al abrir un libro, abrigamos la esperanza de encontrar una nueva respuesta.
Y no es la respuesta en sí la que acompaña al lector para darle esperanzas,
Es el testimonio de quien la escribió.
Una muchacha que gastó todos sus ahorros para leer un libro
Es una muchacha que está buscando otra respuesta para el amor,
Un joven que abre un libro, es un joven que quiere que le recuerden
Por qué debe seguir luchando.
No, Mauricio, no escribas para los que ya han llegado a la cima,
Ellos conocen su propio camino y han sabido triunfar,
No necesitan que les hablen sobre la vida, porque de ésta más bien ellos
Pueden enseñar,
Escribe más bien para el que dude, para el que tenga miedo,
Para el que no quiera salir más de su habitación,
Para el que encontró en la Biblioteca su último hogar,
Escribe para el que necesita el mundo que en la realidad no encontró
Y contra el cual estás segundo a segundo, insistiendo desde tus escritos
Hacerlo diferente, porque no es solo lo escrito lo que cuenta,
Es también el testimonio, la palabra que cobra valor con los actos del Poeta.
¡Ah, es tan fácil llenar un libro de 1,000 páginas y al leerlo,
No desear volver a leer un libro nunca más!
Por ello, sé siempre sincero, sí, ¡sincero!,
Porque eso es algo raro de encontrar y toca el alma del lector
Cuando éste está buscando precisamente ello,
Después de haber buscado en todas partes, en la hora de los desengaños,
En los días donde se hace necesario creer en alguien.
Mauricio, si vas a escribir, piensa en el que ahora te está leyendo,
Dile que el mundo vale la pena, porque eso es lo que tú sientes
Y así lo escribes.
Dile que no deje de creer sin que deje de ser justo,
Y recuérdale que es importante, que merece sus sueños,
Que el mundo no es solo una habitación o una completa Biblioteca.
A veces un pequeño gesto puede mover el impulso de los que nacieron para ser
Los más valientes; ese pequeño gesto puede ser una palabra,
El peso de una palabra, cuando ésta es sostenida por la voz terca,
La voz terca del que no cede el brazo,
¡Ante este inmenso mundo!

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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