EL SUEÑO DE LA PREGUNTA SINCERA
La Fe no es algo que se explica,
Es algo que se siente,
Como tuvo Fe el anciano sabio chino
Para en 300 años sea movida una montaña
Así él ya no estuviera vivo,
Así se siente la Fe,
Más aún cuando los textos sagrados están llenos de errores
Y para desdicha de la memoria de esos amanuenses
Recuerdo tanto granuja que reescribió la historia de Los
Patriarcas.
Porque desde que el hombre empezó a mentir
El Libro aguantó de todo
Y la humanidad se corrompió.
¿Que cuántas mujeres se enamoraron de JesúsCristo?
Solo Él lo sabe en su santidad de apartado,
Condena intocable de haber amado como hombre virgen
Y de sus dudas nos quede un Amor más inmenso:
El Amor a Nuestro Señor y la voluntad de Él,
Entendida en esos sementales que solo a Dios servían
Como la cabeza decapitada de Juan Bautista
Ante esa Salomé que quiso ser más amada que Nuestro Señor.
¡Ah, cambiaron todos los Libros Sagrados!,
Solo para mofarse del credo esos prelados carentes de
autoridad.
¿No es así la indignación de los Filósofos que buscaron a
Dios?
Las muchachitas enloquecieron con la fascinante locura de
Kant,
La ira de Nietszche que atrajo a Lou André Salomé
La victoria de los enamorados de su propio pensamiento,
Los que fueron señalados de muchas generaciones anteriores
Para defender la Ley del hombre virtuoso
O para proclamar: La Ley está de mi lado y, si no es así, Yo Seré La Ley.
Para tristeza de esos intelectuales que nada vital pueden
darle a la humanidad
Les debo recordar que Darwin entregó su alma a Cristo antes
de morir,
Que de igual forma, sorprendido en mi búsqueda de la Verdad
Después de haber cuestionado tanto a la Biblia,
La noche de la pregunta de los corazones sinceros
Contesté con firmeza: Yo Creo en Cristo,
Para despertar y comprender la fortaleza de mi espíritu
Cuando entre todas mis confesiones,
Lo que nace del corazón no puede ser nunca un error,
Siendo por ello la Fe algo que se siente,
No algo que se pueda explicar,
Si acaso nuestros sentimientos son la base para entendernos
Siendo el origen de la Sabiduría.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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