LA LIGA ANÓNIMA DE LA JUSTICIA




Debo creer que existe otra verdad,
Mi fe perdura en el libro aún no escrito.
Porque mientras me pregunto, por qué hay pocas canciones de amor victorioso,
Me es difícil ser indiferente al recuerdo de aquel niño que lloraba,
La bandeja con barquillos y crema de huevo estaba tirada en el piso,
Y yo solo tenía una naranja entre mis manos para darle.
Alguna vez mandé una carta a un tipo realmente poderoso
Para pedirle juntar 10 millones de firmas
Con el fin de que las grandes potencias destinasen lo que gastan en 2 días
En su carrera armamentista, algo de 4,000 millones de dólares,
Para que la gente pobre del mundo se generara empleo,
Mas hasta ahora espero la respuesta.
No, no volvería a escribirle al Papa por la Paz Mundial,
Un internamiento con cura de sueño y estado vegetal me costó tal carta.
Insisto, lo que cantan y escriben los jóvenes no puede ser un error,
No hablo de los que beben y se drogan, mucho menos de los tatuados
O los que rápidamente tranzaron con el sistema.
Sigo escribiendo para que mi esperanza no muera,
Y lo hago gratis a pesar de tener solo para comer,
¿Tú has soñado lo mismo que yo cuando hemos visto la realidad?
Porque mi reacción ha sido de espanto cuando tuve 17 años
Y sentí que de golpe al mundo fui lanzado,
Sin estar preparado para poder enfrentarlo.
No tienen en esto nada de culpa mis padres,
Qué culpa tienen ellos que en todas partes la gente prefiera el Mal,
¿Será esa la razón por la cual me niego a tener hijos?
¿Qué le diría, que se enfrente contra todo como yo?
Mi camino no ha sido nada fácil, por ello, en mi desamparo
¡Jamás sería tan egoísta como para traerlo al mundo!
A pesar de saber que no hay nada más hermoso
Que sentir cómo revientan los pulmones de un bebé que llora a medianoche.
Seguimos en camino, yo desde mi soledad, y tú mi estimado lector
Entre el Bien y el Mal, deliberando hasta cuándo podrás resistir,
Porque muchos ya dejaron de leerme cuando se dieron cuenta que estamos muy solos,
Otros por el contrario hacen más firmes sus pasos
Entre ciudades donde la mafia manda a matar sin contemplación alguna.
Solo tenía una naranja para aquel niño que lloraba y quería trabajar,
Era la naranja con la cual me alimentaría esa noche,
Era le fe de ese niño que lloraba,
Era necesario decirle que el Bien existe,
Así tuviera la forma de una naranja.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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