YO ME IMPUSE A LA CIENCIA DE LOS ASTROS
Ahora que sé de la voluntad universal
Como lo fue con todos los Cristos,
Según la ciencia de los astros,
He de confesar que siento tristeza y ganas de llorar,
Si acaso aún recuerde la noche en que le gritara a la Luna
Diciéndole que nunca me iba a vencer.
Yo debí haber muerto a los 27 años
Para darle razón a las cerca de 1,000 páginas de esa
juventud manceba
Desde donde sentí que era un hombre entre un millón.
Debería sentirme victorioso
En mi condición de apartado
En el total rigor de las soledades obligadas
Cuando en ignorancia, desde antes que naciera
Ya había sido escogido para escribir.
La voluntad universal fue un millón de hombres,
Mi sabiduría se remite a tal proporción,
Si deba recordar aquella tarde,
Cuando mi padre me confesara, que para la Literatura
Predestinado fui antes de nacer.
Un único amigo tuve en esa juventud
Y pocas muchachas a quien besar.
Yo era un hombre que el destino señaló su muerte a los 27
años
Para la gloria de una sociedad sin héroes.
A tanta soledad y ostracismo, los libros me quedaron
A pesar que no los entendía en mi afán de leerlos con
avidez.
Yo te diré algo joven lector, la voluntad universal es así
Porque desde antes de nacer, ya se interrogaba sobre lo que
habría de escribir.
¿Quién dijo entonces cuando fui solo contra el mundo que
conocí,
Que ahora a mis 45 años no entendiera de esto?
Porque si hemos de hablar de la voluntad universal y los
escogidos
Yo fui el que arrancó esa página de la historia a escribirse
Cuando fui más fuerte a la proporción que me señaló
Y el primero en decirle al destino que conmigo no triunfó.
Si fue mi voluntad ante la voluntad universal
En el día de la ira justa al hacerme nombrar Libertad en
torvo grito
Tembló la ciudad por sus pecados en mi paso decidido
Cuando peleé por mi vida, doblegando a la voluntad universal,
Eso que en consenso se llama: destino.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Comentarios