CUANDO EL HOMBRE SABIO HABLÓ
No, no voy a escribir para mentirte,
Hoy te diré lo que pienso:
Un despertar en soledad,
Un repaso de los buenos propósitos,
La inutilidad de éstos,
Una resistencia que no conduce a nada,
Total, ya sabemos que el problema no es el mundo,
Sino el ser humano.
No te voy a escribir hoy sobre Dios,
Lejos está de las inmundicias que hay aquí,
Del cómo entre unos y otros
La vida se hacen imposible.
No, no te voy a escribir que dejes de creer,
Si tienes un dorado sueño,
Atesóralo, quizá sea lo único cierto en tu vida,
Lo demás, todo lo demás, inclusive el amor,
Es mudable, se va, nos deja solos,
Solo pervive el sueño, haz que perviva,
Y si eres sabio, no lo compartas con nadie,
Nadie merece ver brillar los sueños personales.
No, no voy a mentirte diciendo que solo basta con la
voluntad,
Que con tener fe es suficiente,
¡Ah, muchacho lector!, los sueños los tienen todos
Y éstos poco a poco se van quedando en el camino,
Algunos lo vendieron por tres monedas,
Otros con su propia vida,
Ni lo uno ni lo otro me parece válido.
Quizá sea mejor hacer el amor con una muchacha y evadirme de este escrito,
Pero la muchacha tiene un precio y, el amor, es algo que
solo enferma.
Los libres somos lobos solitarios que conocemos al ser
humano,
Querámoslo o no, un solo minuto bastará para que el ser
humano nos desengañe
Y retornemos a la soledad de nuestra habitación
Para seguir escribiendo.
No, no te diré joven lector que desistas de tus anhelos,
Mas si te advertiré que nada debes esperar de los demás ante
éstos:
El sueño es algo muy personal como lo es su logro, en
soledad,
¡Por tanto no esperes de los infelices los honores del
reconocimiento!
Porque todos quisieron lo mismo y han de preguntarse:
¿Por qué deberíamos honrarle si nosotros quisimos lo mismo
Y un millón de trabas tuvimos en el camino, para ser ahora
don nadies?
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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