EL ESCRITOR CONTRA EL SILENCIO



Mauricio, ¿no has pensado en presentarte en algún concurso?, es que como escribes todos los días, no sé, podrían publicarte, tal vez un sello importante, ya sabes, entrevistas en los diarios importantes otra vez, los medios de comunicación de más llegada, viajes, presentaciones, la posibilidad que tu discurso llegue a más personas. Calé con profundidad mi tabaco mentolado. Recordé las palabras de hace algunos años por parte de un editor de un sello que buscaba precisamente eso: un nuevo escritor:”… porque llegado el momento, lo que querías que fuera un sueño hecho realidad, terminará por convertirse en una pesadilla inesperada”. Caminamos un trecho por la ciudad, era un viejo amigo con los cuales mi generación empezó a escribir. Lo recordé de los años de la Dictadura, alzando un pesado adoquín mientras a pasos rápidos se acercaba a las fuerzas del orden que disparaban bombas lacrimógenas, pensé en ese momento que iba a morir, pensé en este momento que si no estaba muerto después de tantos días de protesta y bohemia, debe ser porque alguna razón persiste en él además de escribir, ese aferrarse a la vida, no sé, tantas cosas que hacen que uno sea más fuerte que la existencia misma. No, no pienso a diferencia de ti que has ganado varios concursos literarios y, como yo, has sido publicado con una buena cantidad de libros en  esta ciudad. Desistí de los medios de comunicación cuando empecé ya no solo a dar discursos bonitos que parecían más bien saludos románticos a la bandera, sino discursos que de pronto hablaban puntualmente sobre el sexo, temas que los mismos padres de familia no se atreven a tocarlos con sus hijos púberes, más aún cuando empecé a hacer campaña en contra del narcotráfico y del lavado de dinero, cuando desde los mismos medios de comunicación denuncié la corrupción presunta del alcalde de la ciudad, del que fuera presidente de la región, de las mafias que hay en la ciudad, cosa que me costó por cierto un serio enfrentamiento con las fuerzas del orden por querer detenerme a toda costa en la Plaza de Armas, enredo que terminó en la misma Comisaría donde para que se resarciera mi honra se ordenó un operativo antidrogas en todo el cercado de la ciudad. Te diré que dejé de publicar en físico cuando empecé a hacer serias denuncias sobre política, en plenas elecciones presidenciales donde bien informado, declaraba lo que los periodistas temían abordar en sus programas políticos. En ese momento fue cuando se me cerraron las puertas de los medios de comunicación más importantes de la ciudad, puesto que cancelaron las entrevistas programadas y, a la presentación del libro, solo asistieron mis amigos más allegados. En ese momento tomé una  decisión: no vivir de la Literatura, sino más bien, publicar mis escritos desde la web gratuitamente, como lo vengo haciendo hasta ahora. Espera, es aquí, sí, es aquí. Nos sentamos en unas bancas que daban a un mirador que parecía de reciente construcción. La vista era espléndida, se avistaba un perfil arquitectónico de la ciudad agradable, como lo era la tarde mientras me disponía a abrir la botella de Kola Real que compramos de una bodega. Me serví de mi vaso como lo hizo mi amigo escritor quien empezó a gastar bromas sobre el efecto placebo de la cola negra. No, es en serio, todos tenemos nuestros propios estimulantes para escribir, sin tabacos y Kola Real, yo no puedo escribir, normalmente empiezo a escribir a partir de las 09:00 o 10:00 p.m., ¿pero es cierto eso de que llevas más de 10 años de no probar nada de alcohol?, te diré estimado que hasta en las horas más duras no bebo, solo me encierro en mi habitación, sí, esas horas donde ni siquiera escribiendo te puedes salvar de los pensamientos derrotistas o cuando sientes que ya nada tiene sentido, que me pasa, seguidamente, como a todos, pero no, resisto con la Kola Real y los tabacos y, claro, mi insufrible soledad que para otros podría ser razón suficiente para el desquicio. Veo que aún no olvidas los años de internamientos en los psiquiátricos. Ah, luchas vanas, luchas por no querer aceptar que estaba loco, creo que eso forma parte de la biografía, porque, ¿no elegimos nuestra biografía, no mi estimado Poeta?, no Mauricio, claro que no, pero no me respondes al porqué no te presentas a algún concurso o sigues publicando pero esta vez desde un sello importante. Miré el río de la ciudad mientras me apeaba en los balaustres del mirador. Entonces luego de terminar el tabaco y tomar el vaso con la cola negra puntualicé: porque no quiero que me editen ni me digan  sobre qué debo escribir, mejor dicho, no quiero que se me imponga el silencio. Quiero seguir escribiendo en total libertad.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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