EL HOMBRE EVOLUCIONADO




¡Ah, viejo Nietzsche, de quien dijeron que no sabías nada de las mujeres!
¡A quien criticaron duramente cuando escribiste desde tu condición de apartado!:
“¿Vas con las mujeres?, ¡lleva el látigo!
Yo escribo para reivindicarte
Que a mis 45 años sé de más de 100 mujeres,
De los amores inocentes, los desamores y las pasiones intensas,
¡No, no hubo error en tus palabras intuidas!
Que la mujer sola, después de haber pecado
¡Te increpará su culpa, por no haberla sabido cuidar!
Que hasta la reina con el esclavo al rey engaña.
¡No creas en sus lágrimas ni te apiades de sus mentiras!
¡Ah, viejo Nietzsche, tuve que nacer yo para darte la razón que se te fue negada
Cuando hablaste de las mujeres!
Si deba añadir que ésta no respeta nada,
Ni siendo soltera o casada
Y acaso se vale de todo, para conseguir su fin
Sin importarle el daño que cause,
Que bien dice: “en la guerra y en el amor, todo se vale”.
¡Muchacho que feliz vas por el mundo!,
No cometas el error de los que siendo buenos
Su corazón entregan, ¡cómo detestan las mujeres a los hombres buenos!
Lo malvado solo puede ser sobrellevado con lo malvado
Y si feliz quieres ser en este mundo, ¡nunca deberás enamorarte!
El corazón ha de ser tuyo por siempre,
Sin entregarlo a ninguna mujer, que en ellas esa es su gloria y triunfo
Para las noches cuando odien al mundo
Y necesiten a alguien para hacer pagar por sus anatemas.
Es así el destino de todo hombre que no quiera sufrir:
¡El nunca amar!, que si bien, el viejo de Nietzsche fue un apartado
Y no supo nada de la mujer, yo vengo tras su nombre a decirte muchacho lector
¡Sé feliz cada vez que las muchachas se te entreguen!,
Porque otros son los días cuando el amor haya sido muerto
Y dentro del mundo, puedas disfrutar de los placeres
Como los hombres que no amamos a las mujeres.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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